El cardenal Estanislao Esteban Karlic deberá afrontar una complicación aún mayor a las que ya tiene en el marco de la causa generada por las siete denuncias que existen hasta ahora por abusos sexuales de menores en el Seminario de Paraná contra el cura Justo José Ilarraz.
Abusos en el Seminario: Karlic ante una acusación más dura
Así lo anticipó a UNO el abogado querellante Marcos Rodríguez Allende, quien precisó que a su criterio el exarzobispo incurrió en una figura penal aún más grave que el encubrimiento, que es la de comisión por omisión.
El letrado destacó que “más allá de las diferentes testimoniales de sacerdotes, que han sido de suma importancia, donde han puesto en conocimiento al Juzgado de las situaciones de gravísimos abusos sexuales cometidos por Ilarraz y también han cuestionado a los diferentes obispos que han pasado por Paraná, por su negativa de dar una respuesta clara” frente a estas denuncias, existe un encuadre diferente para la conducta del actual cardenal y expresidente de la Conferencia Episcopal Argentina.
“Me encuentro en condiciones de señalar en mi carácter de querellante que el entonces arzobispo Karlic tenía la posición o el deber de garante hacia los menores o pupilos del Seminario. A Karlic se le debe imputar el delito de comisión por omisión. Esto es que el entonces arzobispo Karlic al tomar conocimiento desde el primer abuso sexual, lo que está perfectamente acreditado que tomó conocimiento desde el primer abuso, debió haber evitado los sucesivos, permanentes y sistemáticos abusos cometidos por Ilarraz no solo en Paraná sino también probablemente en Tucumán”, definió Rodríguez Allende.
El juez debe resolver
La posición ya tomada por el querellante es pedir que a Karlic se lo impute por ese delito. “El juez deberá resolver y veremos qué hace la Fiscalía. Acá la figura que corresponde no es la del encubrimiento, sino algo muchísimo más grave. Es la participación en comisión por omisión, que se produce por las características del rol que tenía Karlic, quien era la máxima autoridad eclesiástica en ese momento”, señaló.
Por esa autoridad, entiende el abogado, Karlic “tenía el deber de impedir o tratar de evitar los resultados sucesivos que se fueron desarrollando en el Seminario de Menores. Tenía un deber especial hacia la protección de los menores, y nada hizo. En consecuencia es igual de responsable penalmente por los resultados ocasionados por el autor material de la corrupción de los menores. La doctrina penal ubica en un mismo grado de responsabilidad penal que al que comete físicamente la corrupción de menores”, explicó.
Rodríguez Allende insistió en que, al tomar conocimiento del primer abuso –“está comprobado que tomó conocimiento de los hechos desde el primer abuso”, remarcó– el exarzobispo “no hizo nada para evitar el resultado de otros abusos posteriores que se fueron desarrollado. Y más grave será todavía su situación si hubiera alguna denuncia en la provincia de Tucumán”, precisó el letrado. Extraoficialmente se sabe que la semana próxima podría haber novedades al respecto.
“La dogmática penal dice que Karlic tenía la posición de garante, y por tanto de evitar un resultado disvalioso: evitar que Ilarraz siga abusando, como ocurrió, pero nada hizo al respecto. Es como que un padre, conociendo que un adulto abusa de sus hijos, lo saca de una casa y lo lleva a otra con otros hijos”, comparó.
Otros testimonios
El letrado confirmó también que los últimos testimonios aportados a la causa fueron los de ocho sacerdotes de Paraná y Paraná campaña que en setiembre de 2010 le remitieron al obispo Maurio Maulión una nota reclamándole acciones concretas ante los casos de abusos de menores en la Iglesia local (ver aparte). Ese escrito fue publicado por primera vez por UNO el 30 de setiembre.
Varios de estos curas declararon en los últimos días dando cuenta de casos de abusos cometidos por Ilarraz y por otros curas, tal como lo plantearon oportunamente en la nota. Uno de los sacerdotes da cuenta incluso de un abuso contra un sobrino suyo, que no fue cometido por Ilarraz, sino por otro cura. “Son otros abusos más allá de lo de Ilarraz”, indicó Rodríguez Allende. Además, por supuesto, son testimonios muy críticos hacia la actuación de Karlic, del exobispo Mauolión y del actual Juan Alberto Puiggari.
Los curas que firmaron la nota enviada a Mario Maulión durante setiembre 2010 ratificaron todo el contenido
Los firmantes de la nota que en setiembre de 2010 recibió el obispo Mario Maulión y todo su Consejo Presbiteral, son ocho curas del Departamento Paraná, cuyas edades son similares a las de las víctimas confirmadas de Ilarraz. La citada nota señala inicialmente:
“Uno de los temas abordados con gran preocupación en estas reuniones de Decanato es el relativo a los abusos cometidos por sacerdotes a menores confiados a su ministerio”. La frase no se refiere a un caso, sino a varios casos, de lo que surge que existe conocimiento de otros abusos por parte de otros sacerdotes a menores.
Párrafo seguido, el texto da cuenta del caso de Ilarraz. “Sobre todo nos preocupa la creciente notoriedad que uno de los casos está teniendo entre la gente de nuestras parroquias, que es el caso de Justo Ilarraz, quien fuera formador del Seminario Menor a principios de la década del 90”, indican los ocho curas en la nota, de setiembre de 2010, dando cuenta de la preocupación especial que genera “uno de los casos”, en referencia al de Ilarraz.
Este grupo de curas se vio en la necesidad de explicarle al obispo el motivo de su preocupación, como si este no hubiese podido advertirlo por sí mismo.“Nuestra preocupación es doble. Por un lado, por el hecho de que el padre Ilarraz continúe ejerciendo el ministerio sacerdotal, sin que se le haya aplicado ninguna sanción canónica, ni haya sido convenientemente investigado y juzgado por la autoridad civil (...)”, señalaron indicando que nunca existió una causa en el marco del supuesto juicio ante autoridades eclesiales al que se dijo que se había sometido al cura abusador.
Y sigue el párrafo: “Es un hecho que quien padece de pedofilia puede cambiar solo con mucha dificultad. En todo caso, es una imprudencia -y es el caso de nuestra Iglesia- que siga ejerciendo el ministerio y estando en contacto con fieles con los cuales puede volver a ocurrir lo mismo que aquí en Paraná”.
Sobre el otro motivo de preocupación, los curas señalan: “Por otra parte, nos preocupa el hecho de que el silencio de las autoridades eclesiásticas sea interpretado por nuestra feligresía como un acto de encubrimiento o complicidad”.
Y advierten luego: “Creemos que tarde o temprano el caso va a salir a la luz y tememos por el impacto negativo que pudiera tener para la fe de nuestros creyentes y la confianza que depositan en nosotros”.
Tras ello, viene una recomendación clara a Maulión: “Nos parece que prolongar este silencio, a la larga, puede dañar mucho más la imagen de la Iglesia en Paraná, que reconocer los sucesos y nuestra parte de responsabilidad en los mismos”, en lo que constituye una clara valoración de la gravedad del silencio de las autoridades que tuvieron conocimiento del tema.
Por último, la nota señala: “Creemos que es necesario entonces una acción que con toda claridad ponga de manifiesto nuestra profunda aversión a lo sucedido, nuestra disponibilidad a que se lleven a cabo las acciones legales pertinentes, tal como ha pedido el Santo Padre: ‘Los responsables de estos males deben ser llevados ante la Justicia’, y nuestro sincero empeño en que estos hechos no vuelvan a ocurrir nunca más”