De acuerdo con la teoría de la Gestalt, la pregnancia es una cualidad que poseen las figuras que pueden captarse a través del sentido de la vista. Esta cualidad está vinculada a la forma, el color, la textura y otras características que hacen que la persona que observa pueda captarla de manera más rápida y simple. El nombre, la forma visual, los colores, todo ha de ser breve, sencillo, potente, fácil, en la medida de lo posible. Lo simple es más inmediatamente percibido. Lo sencillo y fuerte se ve y se recuerda mejor.
La pregnancia de ciertas ideas
12 de febrero 2018 · 10:56hs
En el universo de las ideas, las reglas de la pregnancia también aplican. Mientras más sencilla es la consigna, más se "graba", más pregnancia tiene. Y aunque la realidad es compleja y la resolución de problemas que atañen a las sociedades suelen ser igualmente complejos, en estos últimos tiempos, los resurgidos y archiprobados (sin buenos resultados) gobiernos neoliberales pretenden contentar a las masas con consignas simples, pero engañosas. En el norte y en el sur.
"Cuando México manda a su gente, manda a gente que tiene montones de problemas. Traen drogas. Traen criminalidad. Son violadores", lanzó el presidente norteamericano, Donald Trump. Directo, simple: los mexicanos –y demás latinoamericanos– son los culpables de los problemas de los Estados Unidos de América. El otro es la amenaza.
"Vamos a invertir la carga de la prueba. Hasta ahora, el policía que estaba en un enfrentamiento iba preso. Nosotros estamos cambiando la doctrina. Vamos a sacar la legítima defensa para los casos de policías", dijo la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich. Nuevamente, un despliegue de conceptos efectistas, simples, para la tribuna: la Policía es indiscutiblemente buena. El problema es el delincuente común. El villero. El otro.
La idea es simplificar, categorizar, etiquetar de acuerdo a binomios: bueno o malo, lindo o feo, blanco o negro, positivo o negativo. Como si los problemas sociales, la seguridad, la delincuencia fueran unidimensionales y sólo se resolvieran de abajo para arriba y no al revés. Porque el delincuente por excelencia es el pobre. La vieja receta de cortar el hilo por lo más delgado.
Para un gobierno que pacta con la cúpula policial, la responsable del delito a gran escala, es rápido y efectista pregonar las ideas demagógicas de más cárceles y menos derechos. Y muchos no quieren analizar los altos costos económicos y sociales del sistema represivo, del palo y a la bolsa, del gatillo fácil, de las cárceles superpobladas, academias de la delincuencia.
Para quienes están en el poder es más fácil explicar a los tiros, estigmatizar y criminalizar; la mano dura siempre promete soluciones inmediatas, aunque no sean de fondo. Se quedan en la forma y en su capacidad de pregnancia; ya que educación y justicia social son conceptos demasiado abstractos y que "no pegan". Al menos, no como ellos quieren.