La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha presentado este lunes dos informes que alertan del alto contenido de azúcar en los alimentos publicitados para niños de menos de tres años. El organismo sanitario aboga por prohibir los azúcares añadidos en los productos alimenticios para este grupo de población.
La OMS contra el azúcar en los alimentos para bebés
La OMS afirma que los altos niveles de glucosa en la dieta de los menores afectan a sus dientes de leche y pueden provocar una preferencia por los alimentos dulces que podría originar el desarrollo de enfermedades relacionadas con la obesidad cuando sean adultos.
En el primer informe, Comida comercializada para bebés y niños, se analiza la información de más de 7.000 productos de alimentación para bebés comercializados entre noviembre de 2017 y enero de 2018 en 516 tiendas de cuatro ciudades: Viena (Austria), Sofía (Bulgaria), Budapest (Hungría), y Haifa (Israel).
“La buena nutrición en la infancia es la base para garantizar un buen crecimiento y desarrollo en los niños, y para mejorar su salud a lo largo de su vida”, ha explicado la directora de la Oficina Regional para Europa de la OMS, Zsuzsanna Jakab.
Según este estudio de la OMS, casi un tercio de los productos para bebés menores de seis meses tienen entre sus ingredientes el azúcar, el zumo de frutas concentrado y otros agentes edulcorantes, que no deberían ser añadidos en este tipo de comidas. Además, en tres de estas ciudades, más del 30% de las calorías de la mitad de los productos analizados provenían de los azúcares.
El segundo informe, Acabar con la publicidad comercial inapropiada sobre alimentos complementarios para bebés y niños entre seis y 36 meses en Europa, va dirigido al desarrollo de soluciones para ayudar a los Estados miembros a acabar con la publicidad no apropiada. A través de este estudio, la OMS ha desarrollado un borrador de un modelo de nutrientes para niños de entre seis meses y tres años para aconsejar sobre qué productos publicitados son inapropiados para estas edades. Una de las principales recomendaciones incluidas en este modelo es que los niños deberían tomar la leche durante los seis primeros meses de vida.
Entre otras recomendaciones que se ofrecen en el informe es que las bebidas y zumos de frutas, golosinas y tentempiés dulces no deberían ser publicitados como apropiados para bebés y niños. También se pide prohibir los azúcares añadidos.
Dormir mejor
Dos de las preocupaciones más recurrentes entre los padres, sobre todo entre los primerizos, son que sus recién nacidos se alimenten bien y que todos, progenitores y pequeño, consigan dormir las máximas horas posibles seguidas. Una situación que mejora de forma notable la calidad de vida familiar, el bienestar del pequeño y la salud de todos.
Un nuevo estudio elaborado por el Health Research Institute, de la Universidad de Londres, se ha planteado demostrar si existe alguna relación entre la introducción temprana de alimentos sólidos y la calidad de sueño del bebé. Y parece ser que la hay. “Aunque la Organización Mundial de la Salud recomienda alimentar a los bebés con leche materna en exclusiva hasta los seis meses, muchas madres británicas optan por introducir alimentos sólidos a sus pequeños a los pocos meses. Y un 26% de ellas alega que esto lo hace para que sus hijos se despierten menos veces durante la noche”, razonan los autores en la introducción de dicho estudio.
Para su investigación, publicada en JAMA Pediatrics, los autores dividieron a una muestra de 1.303 bebés en dos grupos: mientras unos siguieron la pauta de la OMS a rajatabla, es decir estos bebés solo fueron alimentados con leche materna, al otro grupo se les ofreció alimentos sólidos desde los tres meses. Además, los padres fueron completando cuestionarios on line todos los meses hasta que sus bebés cumplieron el año de vida y luego cada tres meses hasta los tres años. De los 1.303 niños de Inglaterra y Gales que participaron en el estudio, el 94% (1.225) completó el cuestionario el tiempo total del análisis: tres años. Tras el experimento, los investigadores concluyeron que “a los bebés a los que se les introdujo alimentos sólidos antes de lo establecido consiguieron dormir más tiempo —unos 17 minutos más por día, unas dos horas por semana— y se despertaron por la noche con menos frecuencia. Y, además, durante el primer año de su vida, sus padres informaron de menos problemas de sueño graves que aquellos que habían tenido una dieta exclusiva de leche materna exclusiva”.