Lic. Paola Helguera
Cuando diez menos uno no es nueve
El perfeccionismo
y sus implicancias clínicas. Un abordaje para entender la brecha entre lo que
se busca lograr.
6 de abril 2019 · 17:03hs
El perfeccionismo ha sido definido por la psicología tradicional como una característica negativa de la personalidad donde el individuo se propone el alcance de metas extremadamente elevadas, siendo a la vez considerablemente duro consigo mismo y preocupándose en exceso por los comentarios de los demás.
No obstante, hoy en día se conoce que existen diferentes tipos de perfeccionismo y variados componentes dentro del mismo. El hecho de proponerse nada menos que la perfección en todo lo que se emprende no solo supone una búsqueda funcional y positiva de excelencia, sino que además se relaciona con mayores niveles de bienestar psicológico, calidad de vida y autoestima. Este perfeccionismo, clasificado como adaptativo, mueve a las personas a desarrollar su más alto potencial, utilizando el fracaso como una herramienta más en su camino hacia el éxito.
El problema surge cuando en la valoración de lo alcanzado, el individuo evalúa de manera excesivamente crítica e ilógica su desempeño, generando así una enorme brecha entre lo que se pretendía lograr y lo que en realidad se consiguió.
Dicha discrepancia es la que se relaciona con factores de vulnerabilidad psicológica tales como una baja autoestima, desesperanza, mayores niveles de ansiedad, estrés y depresión. Este tipo de perfeccionismo, clasificado como desadaptativo, es el que requiere de la atención de profesionales especializados que ayuden a la persona a desarrollar su máximo potencial sin resignar su salud mental.
Si frente a las adversidades propias de la vida siente que los errores representan un completo e indiscutible fracaso, no tema cuestionar esta idea irracional con ayuda de un experto. Diez menos uno nunca es cero. Es nueve. Y desde ahí, no es mucho lo que queda por avanzar.