Mauro Meyer / De Redacción de UNO
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“¿Qué te hicieron mi querida UCR?”
El papá de mi mejor amigo era radical y él es defensor a ultranza de las políticas kirchneristas. ‘Si te viera tu viejo’ siempre le digo, ‘te mata’. Aunque pensándolo bien, seguro estaría más molesto por lo que pasó el fin de semana en Gualeguaychú, donde los popes de la UCR decidieron acompañar a Mauricio Macri en las elecciones presidenciales. Me juego lo que no tengo que ese sí hubiese sido un golpe letal para un radical de pura cepa como lo fue el papá de mi mejor amigo.
La frase que seguro habría dicho es: “¿Qué te hicieron mi querida UCR?” Lo escribo en forma de pregunta, porque seguramente habrá sido el interrogante que se plantearon muchos de los militantes que fueron al cónclave que se realizó en el sur entrerriano. Algunos hasta lloraron. Y es así. Yo me pregunto: ¿Cuándo se dejó de trabajar para que el radicalismo siga siendo la segunda fuerza política del país?
Está claro que alguna vez fue la primera. Escuchando a Atilio Benedetti, uno de los referentes en la provincia, su respuesta fue que él nunca dejó de trabajar para eso. Y el ejemplo más claro fue la excelente elección que hizo hace un par de años atrás. Un argumento valedero, pero que con el acuerdo que se pretende llevar adelante quedó de lado desde todo punto de vista. ¡La UCR es la lista 3! Gritó con fuerza otro militante en Gualeguaychú. ¿Lo habrán oído? Lo dudo.
Y recordando tiempos pasados, de los cuales siempre se dice que fueron mejores, me vienen a la memoria los movimientos que siempre había en el Comité Radical de mi barrio. En los días donde había algún acto la gente iba y venía, los candidatos hablaban con la gente, un contacto que se perdió hace mucho. Y enfrente de casa había una Unidad Básica a la cual también visité. Al igual que lo hizo mi viejo, volviendo a los pocos minutos con un par de gallinas. Eran tiempos de elecciones y había que aprovechar todo. Por eso, política era la de antes, sin dudas. Ahora, es todo diferente. Más sucio. Todo es negociable, como en el fútbol. Macri organizó una cena para recaudar los millones que le servirán en la campaña, mostrando su faceta de empresario. Ese es el candidato que apoyará la UCR. Y antes que él fueron otros. Evidenciando una total falta de capacidad para “crear” un candidato fuerte. Esto no es nuevo y por eso se llegó a esta situación.
Enfrente, el oficialismo ve con buenos ojos estos acuerdos, y cómo no hacerlo si los que plantean oposición lo hacen solo desde la boca para afuera, porque en los hechos no saben dónde pararse para mirar la realidad de la Argentina. El radicalismo parece empecinado en crear alianzas, como no aprendiendo la lección luego de lo que sucedió a comienzos de este siglo. Mi análisis en este tramo me permite llegar a la conclusión de que el mejor aliado que tiene el oficialismo es la misma oposición. Las diferentes corrientes que se desprendieron de los partidos ayudaron a todo esto. Por eso se extraña la política de antes, la que tenía más contacto con la gente y la que era clara, sin negociaciones oscuras, la de los partidos que no le daban la espalda a sus afiliados. Hoy la UCR lo hizo. Dio un paso más hacia atrás, como el cangrejo, un animalito que en realidad camina de costado. Y sin ser afiliado a ningún partido político, sin ser kirchnerista, peronista, massista, radical o lo que sea, siento que la UCR dio un paso al costado.