La investigadora de Conicet Beatriz Taboada, quien analiza manuales de Ciencias Sociales para el nivel Secundario, sostuvo que “si bien desde el discurso existe una posición de respeto y reconocimiento a la diversidad que conforma nuestra identidad cultural, todavía nos queda hacerlo carne y que se reflejen en la totalidad del material”.
Manuales escolares que no reflejan una realidad completa
“La mayoría de los manuales contienen discursos que hablan de la diversidad cultural, que son reivindicativos, por ejemplo de los pueblos originarios, pero luego, cuando uno analiza lo implícito no se refleja esa postura o, peor aún, existe una contradicción”, indicó a Télam Taboada.
La lingüista señaló que “pensar al libro de texto solo como una herramienta del docente implica una mirada muy acotada, los manuales escolares son discursos y todo discurso es ideológico”.
“Lo que los manuales nos presentan son imágenes de ‘la realidad’ y las ponen a circular en el contexto de la escuela; en este sentido los textos escolares cuentan con un plus que es el de la validación porque son discursos autorizados”, sostuvo Taboada, quien analiza la construcción de la identidad nacional en los textos educativos desde hace dos años.
Durante estos años de investigación, Taboada detectó que a la hora de definir lo que entendemos por ese “nosotros, los argentinos” existen “importantes ausencias como las nuevas inmigraciones o los pueblos originarios”.
Actualidad
“Los textos escolares incluyen a los pueblos originarios en el pasado, pero en general no los mencionan al hablar del presente. Un ejemplo muy claro de esto es un manual que periodiza la historia nacional y se refiere a la “Argentina indígena” para hablar de la época previa a la llegada de los españoles, sin llamar la atención sobre la existencia de población originaria posterior a ese momento”, advirtió.
Al aportar otro ejemplo, la investigadora describió un manual en el que, tras un alegato acerca de la igualdad, se elabora un mapa con fotografías sobrepuestas sobre cada provincia.
“Sobre Buenos Aires había un obrero en una fábrica, un oficinista y niños en la escuela; hacia el sur había unos chicos con clásica ropa de inmigrantes posando para la cámara y en el norte había dos pobladores originarios también mirando hacia la cámara; es decir, en los últimos dos casos estaban en situaciones improductivas”, detalló.
Tomar riesgos
Taboada explicó que “muchas veces estas contradicciones entre lo explícito y lo implícito se reflejan con claridad en las actividades que proponen, por ejemplo, había un manual que daba como tarea buscar ejemplos de la afirmación: “Los argentinos bajamos de los barcos”. Este es un recorte muy común, el de plantear una identidad nacional en base a ‘un’ modelo de argentino, preferentemente descendiente de inmigrantes de la posguerra europea, que no reconoce la diversidad que tenemos”, sostuvo.
Entre los otros grupos que no aparecen en los manuales, la especialista mencionó a los inmigrantes actuales “de quienes solo se da alguna referencia aislada, vinculándolos con la pobreza, pero no se hace referencia acerca de quienes no gozan de todos los derechos ciudadanos”.
“Hay una tendencia a evitar los temas conflictivos, no se pone en cuestión, por ejemplo, quiénes somos los ciudadanos argentinos de hoy”, detalló.
La experta añadió que “cuando se realizan algunas caracterizaciones estas suelen apoyarse en hábitos y realidades de personas habitantes de ciudad como puede ser Buenos Aires, Córdoba o Rosario, mientras que otras realidades provinciales son representadas desde un lugar folclórico”.
En este sentido, mencionó dos ejemplos: “En un libro de texto encontré referencias a ‘Buenos Aires y la periferia nacional’; otro actualizaba un texto histórico en el que se postulaba que ‘el interior envidiaba a Capital por los ingresos’ y proponía actividades en torno a esta idea”.
“Frente a los manuales los docentes tienen que tener un espacio que les permita cuestionarlos y generar con los alumnos un ámbito de debate de aquellos conceptos que puedan observar como incompletos o contradictorios”, advirtió.
Taboada obtuvo su doctorado en la Universidad Nacional de Rosario y desde 2011 se desempeña como investigadora asistente del Conicet en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional de Entre Ríos además de ejercer la docencia en la Universidad Autónoma de la misma provincia.