Una caja de lápices de colores puede convertirse en un buen regalo para alguien que está pasando por una situación complicada de estrés. Fácil, gratuito y alejado de la tecnología, la idea es comenzar a pintar como una forma de relajación.
Tal es el éxito de esta técnica, que en Francia los libros de adultos para colorear han superado en ventas los textos dedicados a las recetas de cocina.
Asimismo, en Australia se han formado grupos de colorear, en el que se reúnen adultos para dedicarse al arte de tomar un libro y pintarlo, tal como en otras partes existen en su versión de lectura, es decir juntarse a compartir las apreciaciones de un libro.
Y paralelamente, en Gran Bretaña, el libro de Johanna Basford, “Secret Garden”, ha vendido ya más de un millón 400 mil copias y ha sido traducido a 22 idiomas, solo para que más gente pinte los recovecos de las enredaderas y flores que Basford dibujó.
Una de las virtudes de esta herramienta es que se trata de una actividad gratis –solo costeando una caja de lápices, libros de colorear o simplemente la tinta de la impresora-, y el bienestar mental que permite una actividad que motiva la creatividad y el hecho que aleje la atención de pantallas de smartphones, tablets y computadores, transformándose en una vía de escape para muchos.
Ya lo han dicho estudios como uno de la Universidad Estatal de San Francisco (EE.UU.), que aseguró que hacer actividades creativas fuera del trabajo, mejora el rendimiento laboral; y el experto en comunicación y espiritualidad, Mark Robert Waldman, habló en 2009 de cómo la “meditación activa”, es decir, la realización de tareas simples y repetitivas que requieren concentración –tal como pasa al pintar mantras-, disminuye los pensamientos negativos y entrega un estado de paz, como informó la revista inglesa Psychologies.