Para eso, Cayden junto a su mamá Amber Peters, decidieron realizar diferentes actividades que los ayudaran a recaudar el dinero.
Una de las cosas que hizo Cayden fue reciclar latas y botellas en su vecindario, además de una campaña en FundRazr en la que cientos de personas decidieron aportar su granito de arena por esta noble causa.
De esta manera, este niño de 8 años pudo cambiar la vida de 295 niños que no tenían el dinero suficiente para comprar un almuerzo saludable. Y no sólo en su escuela, en varias escuelas de su ciudad.
La idea de Cayden es la muestra de que las pequeñas acciones y las buenas intenciones pueden marcar una gran diferencia.
Fuente: upsocl.com