Carlos Damonte / De la Redacción de UNO
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En el libro de Roberto Payró, Pago Chico y Nuevos Cuentos de Pago Chico, se pinta la vida social de una pequeña ciudad donde abundan anécdotas pintorescas sobre la política local. Allí, en esa localidad indefinida del territorio nacional, muchos opinan que en suelo bonaerense los vecinos se sienten el ombligo del mundo, tanto que no opinan casi de otra cosa. Lo que a ellos les sucede es lo peor de lo peor. Da risa ver semblanzas en las que resultan incapaces de superar su propia medianía. Al cierre de esta edición, otro fundamento no encuentro para explicar que el escrutinio que generó mayor intriga en la provincia haya sido el de la capital entrerriana.
Saber en manos de quién quedarían las instituciones de la Nación y la Provincia se ubicó en un expectante segundo plano, peleas de semifondo digamos. La posibilidad del balotaje nacional era tan real que se podía afirmar de antemano, apenas faltaba conocer a los rivales. Y en suelo entrerriano casi nadie pagaba dos pesos por el triunfo de otro que no fuera Bordet. En las redes sociales, por mencionar apenas un espacio donde suelen decirse cosas, en ocasiones desopilantes e irracionales y en otras literalmente irreproducibles, los comentarios que abundaban en torno de la elección tenían que ver mayormente con los comicios de la capital provincial.
Y a la madrugada, recién, la opción de que gane el Mellizo tomó cuerpo. Me hago cargo de lo que me toca, pero lo cierto es que hasta las 2.35 de hoy no daba mayor crédito a un triunfo suyo. Es decir, cuando casi todos dormían, en las planillas del escrutinio provisorio el nombre de Alfredo De Ángeli se colocaba peligrosamente cerca del de Gustavo Bordet.
Pero en Paraná era muy distinto el panorama. Se olía, si me permiten el término, que el radicalismo podía volver. Analistas, encuestadores y hasta los mismos candidatos decían hasta ayer nomás a los periodistas que conocen el denominado paño político que la elección más peleada era esta: “Está difícil” fue la sentencia común entre peronistas y “esta vez no se nos escapa” replicaban radicales.
En medio, denuncias cruzadas sobre las relaciones de ambos bandos con el mundo narco que jamás llegaron a plasmarse en Tribunales. Una pena que tanto esmero haya quedado en una mera acción de desprestigio cuando lo que está en juego es la vida misma de la comunidad.
Queda para las horas por venir la tarea periodística de desmenuzar los resultados en el resto de la provincia, donde también hubo marcas sorprendentes por el cambio de colores en las administraciones comunales. Pero anoche el gran resultado electoral a ponderar era el de Sergio Varisco que, junto a sus aliados del PRO, regresó al radicalismo al protagonismo político en Paraná. Sorprendente para unos, lógico para otros, pero claramente influyente en la vida de todo el Pago Chico, donde el qué dirán aún tiene su peso específico.
Se elegía hasta presidente, pero tiró el Pago Chico
26 de octubre 2015 · 08:50hs