Vuelven a encontrarse dos hombres singulares bajo el mismo cielo de las dudas. Encantado Freud, soy Galileo, de Ester Brafa. Se presentará los viernes 3, 10 y 17 de marzo, a las 21, en el Museo Histórico Martiniano Leguizamón (Laprida y Buenos Aires).
Reestrenan la obra sobre Freud y Galileo
La obra de Ester Brafa se presentará los viernes 3, 10 y 17 de marzo, a las 21, en el Museo Histórico
28 de febrero 2017 · 08:30hs
Imaginemos que Wolfgang Amadeus Mozart, Sor Juana Inés de la Cruz, Simone de Beauvoir, Confucio y varias decenas de notables de la ciencia, la política, el arte y la cultura de todos los tiempos se congregan en una convención de grandes mentes creadoras. Imaginemos que el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, y el padre de la astronomía y la física modernas, Galileo Galilei también están invitados y se cruzan en la antesala: ¿qué se dirían?
Brafa se aventuró a esbozar una respuesta, que podrá verse en el reestreno de Encantado Freud, soy Galileo protagonizada por Juan Pablo Amarillo (Galileo) y Horacio Lapunzina (Freud).
El encuentro imaginario entre dos hombres, dos universos, la misma pasión por saber. Escenario dialogó con Horacio Lapunzina sobre esta interesante puesta: "Ellos tienen una carta de invitación y se enteran de que están invitados una gran cantidad de personalidades de la cultura. Se encuentran en la antesala del congreso, y Freud sí sabe quién es Galileo, pero Galileo jamás oyó hablar de Freud, porque entre ellos hay 300 años de diferencia. Es así que se produce una charla y se va dando una cierta complicidad, en tanto ambos son personajes que en sus respectivos momentos históricos fueron totalmente cuestionados, perseguidos, que en el caso de Galileo fue obligado a abjurar".
Tanto el método de experimentación y las observaciones astronómicas de Galileo, como el psicoanálisis y su tarea de desciframiento desataron la condena de los poderes de la época. Y en esta obra, Brafa, se propuso mostrar el lado más humano de estos dos hombres de ciencia: "El encuentro se produce en el sur de Italia, donde Freud, de acuerdo con cartas que se escribía con su mujer y con otros personajes de su época, se sentía verdaderamente relajado, donde se salía de su estructura como investigador. Por lo tanto, se ve un rasgo de Freud más dionisíaco, si se puede decir. Y Galileo, mientras tanto, no tiene ni idea de dónde está ni por qué está en ese lugar. Básicamente, se pasan una hora y 20 minutos hablando, aunque en algún punto del transcurso de la obra se producen algunas cosas conflictivas. Pero no es en los respectivos paradigmas científico donde se cargan las tintas, sino en sus personalidades", señaló el actor.