La noche del 5 de diciembre de 2015 Pablo Gaspar Padilla murió de un disparo, a los 35 años, en calle Procesión Náutica de Bajada Grande, en Paraná. A las pocas horas detuvieron a Juan Ricardo Larrosa, de 21 años. Durante la semana pasada juzgaron al joven y ayer la Fiscalía pidió, tal cual adelantó UNO, que se lo condene a 16 años de prisión. En tanto que la defensa reclamó la absolución, porque afirmó que el muchacho no estuvo en el lugar del hecho. Al finalizar el debate, Larrosa pronunció sus últimas palabras: "A mí siempre se me está juzgando más por el apellido que por mi persona".
Acusado de homicidio afirmó que lo juzgan por el apellido
Juan Larrosa, hijo del fallecido Juan "El Diablo", se siente estigmatizado. La Fiscalía pidió 16 años de prisión por el crimen de Pablo Padilla
23 de agosto 2016 · 06:30hs
Larrosa es hijo del hombre que fuera conocido en Paraná como Juan El Diablo, quien fue asesinado en 2007. (Ver recuadro: Un apodo con historia propia.
Su hijo no pudo escapar de la pesada herencia del apodo de su padre, en un contexto de marginalidad y pobreza. Incluso, cuando era menor de edad, Larrosa se vio involucrado en otro hecho de sangre cuando manipulaba un arma que se disparó y causó la muerte de su tío. A fines de 2015 lo señalaron como el autor del balazo que terminó con la vida de Padilla por una aparente deuda.
Luego del juicio, los fiscales Ignacio Aramberry y Gervasio Labriola sostuvieron que se logró confirmar su hipótesis de la responsabilidad de Larrosa en el crimen de Padilla y pidieron 16 años de prisión. Al respecto, Aramberry explicó a UNO: "Nosotros basamos cuatro cauces por los cuales relacionamos a Larrosa con el hecho. Primero porque había un conflicto anterior motivado por la venta de un arma de fuego y se originaron amenazas por parte de Larrosa y sus allegados. Amenazas que fueron hechas con el arma que termina siendo la que nosotros sostenemos que fue utilizada para el homicidio. En segundo lugar, porque el arma fue reconocida por la concubina de Larrosa, porque días antes al hecho la habían amenazado. Después, porque fue encontrada el arma esa en la zona del monte, en un lugar que era frecuentado por el imputado. A esto lo sostienen su concubina y los investigadores".
El cuarto punto de la versión acusadora se basa en los testimonios clave que señalaron al joven, y que fue motivo de discordia en el debate: "Hubo dos testigos presenciales, Castillo y Nieres, que son los habitantes de la casa donde cayó muerto Padilla. Lo ubican (a Larrosa) en el momento del hecho, Castillo lo ve disparando esa arma".
Por su parte, la abogada defensora Candela Bessa, en diálogo con UNO afirmó: "Larrosa dice que él no estuvo en el lugar del hecho y aporta seis testigos que lo ubican en otro lugar, a 40 cuadras de distancia. La Fiscalía se fundamenta en cuatro ítems de análisis, uno es el lugar donde se encuentra el arma, que en realidad a ese lugar puede acceder cualquier persona sin trepar ni cruzar ningún muro ni cerco; el arma que se encuentra que no tiene ninguna vinculación con Larrosa, sino que hay testigos que dicen que ese arma la tenía una tercera persona que no es Larrosa y no está siendo acusada en el juicio. Después, la presencia de Larrosa en el lugar está dicha solamente por un testigo que justamente es la única persona que tuvo el dermotest positivo, que no estoy en condiciones de afirmar que fue él el homicida , porque no lo sé, pero sí que es el único que se puede inducir que estuvo en el lugar al momento del homicidio".
Asimismo, la defensora valoró la actitud del imputado desde el día que comenzó a ser sospechoso: "A Larrosa lo va a buscar un policía de Investigaciones a la casa de su tía donde se había quedado después de la juntada familiar, y él le dice 'esperá que me pongo las zapatillas', se deja hacer el dermotest, se sube voluntariamente al auto, es una persona muy sumisa que en ningún momento quiso evadir la Justicia, como dice el fiscal. ¿Cómo se puede fugar una persona que no tiene ni un peso, ni familiares en otro lado, que tiene muy poquitos vínculos con otras personas, y que en ningún momento dio un indicio de fugarse ni de obstruir la investigación? Los que sí obstruyeron la investigación son los testigos mentirosos", aseveró.
Sobre el pedido de pena de la Fiscalía, Bessa consideró: "Me parece una locura, pero como ellos habían ofrecido un abreviado de 10 años, para justificarlo acá piden 16". Ella reclamó la absolución.
Por último, la defensora explicó que Larrosa no tiene antecedentes.
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"Juan El Diablo", un apodo con historia propia
Los alegatos del juicio habían finalizado y las partes desistieron de un nuevo contrapunto o réplicas. El tribunal integrado por Elvio Garzón, José María Chemez y Pablo Vírgala le dieron la última palabra al imputado, Juan Ricardo Larrosa, de 21 años. El joven se acercó el micrófono y dijo: "A mí me están juzgando por tener antecedentes o por mi padre, yo no tengo la culpa de las cosas que le han pasado, o del tipo de vida que él ha llevado. A mí siempre se me juzga más por el apellido o el nombre de mi familia. El día que me fueron a buscar a la casa de mi tía que hicieron el allanamiento, yo agarré y me presenté por mi propia voluntad, nunca estuve nervioso de nada. Una, que yo al pibe no lo maté, siempre estuve en la casa de mis familiares. A mí siempre se me está juzgando más por el apellido que por mi persona", insistió.
Luego continuó: "Con todas disculpas, a mi padre siempre lo están nombrando, pero se me está juzgado a mí. Siempre están hablando de él, y dicen 'el hijo de un sujeto conocido', yo no entiendo porqué siguen hablando de una persona que no está. Yo tenía 13 años cuando a mi padre le quitaron la vida", alcanzó a decir Larrosa, cuando se le quebró la voz, y concluyó: "Eso es todo".
Larrosa padre, conocido como Juan El Diablo, era un ciruja de 55 años considerado como "pesado" en la zona oeste de Paraná. El 13 de setiembre de 2007 en el Volcadero fue abordado por Gerónimo Cáceres, quien lo tomó de la cabeza, le acercó el arma y le disparó tres tiros, uno de los cuales le salió por la garganta.
Según trascendió, el apodo no lo habría recibido Larrosa por andanzas delictivas, sino que, cuenta la anécdota, porque siendo más chico estaba en una misa muy inquieto, y el cura le dijo "sos un diablo". La broma quedó como un sello.