Luego de hacer escala en el Patio de la Cervecería Santa Fe, el estacionamiento de las Corporate Towers y el Teatro ATE Casa España, el BeerTour de Cerveza Santa Fe llevó a cabo su cuarta edición el martes pasado.
La marca sorprendió nuevamente a sus consumidores con una experiencia distinta en el Club Náutico El Quillá, un escenario perfecto, al aire libre, que se descubrió ante sus participantes como nunca antes para disfrutar al máximo en compañía de amigos, buena música y un liso Santa Fe bien frío.
"Cuando pensamos el Beertour de Cerveza Santa Fe nos pusimos como desafío sorprender a nuestros consumidores de una manera innovadora. Por eso elegimos hacerlo días en donde habitualmente no hay muchas actividades en la ciudad, en este caso el martes; y seleccionamos como estaciones del tour lugares emblemáticos que naturalmente no están asociados con este tipo de propuestas", explicó Marcos Drozdowicz, Gerente de Marketing de Cerveza Santa Fe. La respuesta positiva del público joven fue excelente y, en esta edición, cerca de 2500 personas participaron del sorteo de entradas realizado a través del canal de Instagram de la marca.
Para la cuarta escala, nuevamente se eligió un lugar atípico, aunque ideal para disfrutar una cerveza. Luces tenues y una decoración impecable recibieron a los invitados que a partir de las 19 hs. se acercaron al El Quilla para redescubrirlo de la mano de Cerveza Santa Fe. En esta ocasión, la marca invitó a pasar una noche imperdible, en compañía de sus variedades rubia y stout extra, sándwiches especiales a cargo de Cocina en Altura y la música del DJ Ramón Santacruz, que hizo bailar a los presentes hasta pasada la medianoche.
Un tour para redescubrir la ciudad
El BeerTour inició su recorrido en el Patio de la Cervecería, lugar en donde la cerveza se sirve directamente desde los tanques de elaboración a través del "cervezoducto". La pérgola típica de los patios cerveceros de mediados del siglo XX, se transformó en una mega cabina de DJ con pantallas LED desde donde la música inundó el lugar hasta la medianoche.
La segunda escala fue aún más sorprendente ya que nadie imaginó que el estacionamiento del Corporate Tower podía transformarse en una fiesta para cerca de 800 personas, con juegos de arcade, realidad virtual y una pantalla gigante como parte de una escenografía inolvidable.
Con el desafío de innovar permanentemente, la tercera edición se sumó a una tendencia global: los bares ocultos o speakeasy. Por eso, los invitados fueron citados a una dirección en donde sólo había puerta sin demasiados indicios de qué había detrás. Era necesario atravesarla para desembocar entre las bambalinas del teatro ATE Casa España, irreconocible en su fisonomía habitual, y que para la ocasión había revestido sus paredes y montado una espectacular cabina de música.