Ana y Silvia están al frente del merendero de Parque Sur desde hace un par de años. Ellas, junto a un grupo de colaboradores, se encargan de la merienda de los gurises del fútbol infantil y juvenil del club del Puerto Viejo. En el quincho que se utiliza de parilla, al costado de la cancha de básquet, con la calle Tibiletti como límite, Ana y Silvia y muchos otros brazos llevan adelante una enorme y silenciosa tarea, para un grupo de chicos que se ha incrementado este año. Las dos hablaron con UNO sobre la labor que llevan adelante para gurises de toda la barriada y de La Concepción.
Con sonrisa de los gurises como agradecimiento
Por Gerardo Iglesias
Pasadas las cinco de la tarde, las hornallas de la cocina van encendiendo las llamas azules y rojas, que se ponen más rojizas cuando las puertas quedan abiertas y dejan pasar el viento que viene desde el río. Ana y Silvia ya llegaron al club, como todos los días "desde las cinco en adelante hasta pasadas las ocho, más o menos" afirman a dúo, para darle la lecha a "más de cien gurises, porque vienen desde la Escuelita hasta los chicos más grande, de la cuarte, que nos pidieron hace poco si también podíamos hacer para ellos. A ellos le dejamos todo preparado, porque terminan más tarde y a nosotros se nos complica, porque también tenemos que cocinar en casa".
Mientras el lugar se va aprontando en una mesa larga, el aroma de la leche comienza a invadir el lugar y las tostadas con mermeladas van cubriendo los platos lentamente, los gurises le dan a la redonda allá abajo, ajenos a todo, divirtiéndose como solo ellos saben hacer. Un par de goles, una puteada al aire por un pase mal dado y el pitazo final. En fila van dejando las pecheras para subir, en el último trote de la tarde, al quincho, a seguir compartiendo la tarde con los amigos, esta vez con una taza caliente y un pan untado.
Conseguir los alimentos no es fácil, pero siempre aparecen, como cuenta ambas "como el año pasado. Ahora, cuando arrancamos teníamos sólo dos cajas, pero fueron apareciendo cosas, los chicos del básquet colaboran siempre, además publicamos en facebook o acá en el club y siempre aparecen" y cuando no hay "hay, siempre aparece una mano salvadora" responden enseguida, reafirmando que la taza caliente siempre va a esperar a los gurises. A pesar de la gran cantidad de chicos que reciben cada tarde, pudieron hacerse de un stock para evitar sobresaltos "a lo primero íbamos día a día, siempre nos faltaba algo, azúcar, chocolate, leche, pero ahora tenemos. Además, tenemos tres o cuatro panaderías que nos van dando, aunque a los gurises mucho pan no les gusta".
Las dos también apelan a la imaginación para que sus visitantes diarios no se aburran de la misma merienda. Un par de días atrás armaron "una pastaflora gigante con el dulce y la harina que teníamos acá, todo para que ellos no se aburran".
Y en eso de buscar alternativas, surgió hacer "una cena grande los viernes, aunque estamos esperando que nos confirmen si nos pueden ayudar con fideos y esas cosas" mientras sueñan con algo más grande como viandas o algo parecido para que los chicos puedan llevar a sus casas.
Confirman que hay más chicos merendando que en el 2016. Todos acá del club y algunos que llegan con sus hermanitos, a los que les damos igual", confirmando la dureza de los tiempos que se están viviendo.
En cuanto ayuda oficial, cuentan con una tarjeta del gobierno que les permite realizar compras en varios comercios, mientras que recuerdan que para ayudar, solo basta darse una vuelta por el club, en las tardes de lunes hasta los viernes, para ayudar, colaborar y ver la impagable sonrisa de los gurises como agradecimiento.