Al final de cuentas, la suerte acompañó a Luis Menelio Ayala. Este misionero radicado en Paraná hace varios años, supo manejar una red que movía droga desde el norte del país hacia Paraná y alrededores. Cayó dos veces, lo condenaron, y en la unificación de las dos penas "ganó" un par de años.
Narco saldrá de prisión antes por la unificación de dos condenas
A Luis Ayala lo sentenciaron el año pasado a ocho años de prisión, pero en 2018 recuperaría la libertad
19 de febrero 2017 · 09:25hs
El 15 de octubre de 2011, Ayala fue detenido por primera vez, en la ruta nacional 12, cerca de la ciudad de La Paz. Fue durante un operativo desplegado por la Policía Federal y la Gendarmería, ordenado por el entonces juez federal de Paraná, Gustavo Zonis, unos días después de que un testigo de identidad reservada llamara al magistrado por teléfono y le contara la operación narco que se preparaba: había un cargamento de dos toneladas de marihuana que se iba a despachar desde Misiones hacia la capital entrerriana, Santa Fe y Rosario. Ayala era el nexo de los grandes proveedores y con las bandas locales. Iba de viaje, supuestamente delante del camión con la droga, que nunca apareció. Cuando lo interceptaron, iba en un auto Renault Megane, junto a Mariano Cinquetti. Tenían dos kilos y medio de marihuana. Por esto, Ayala fue condenado el 28 de diciembre de 2012 a cuatro años y medio de prisión.
El 15 de junio de 2014, el misionero ya estaba en la calle. Fue beneficiado con la libertad condicional, se radicó en un barrio de la zona norte de Paraná pero, lejos de apartarse del ambiente narco y rearmar su vida por otro camino, siguió en el negocio. El 15 de abril de 2016 iba a terminar de cumplir la condena, pero pasarían solo ocho meses y nueve días de su salida de la cárcel para volver a caer preso, en un procedimiento realizado por la Delegación Paraná de la Policía Federal, en la esquina de Urquiza y Avenida Ramírez de Paraná.
Era el mediodía del 26 de febrero de 2015, cuando los uniformados abordaron un camión que se encontraba estacionado desde la madrugada en la transitada esquina. Otra vez un llamado anónimo sería el argumento de la orden judicial. Cuatro hombres estaban por hacer el trasbordo de una parte del cargamento de droga a un auto, entre ellos Ayala. En un doble fondo del camión encontraron 605 kilos de marihuana. El 25 de agosto de 2016, Tribunal Oral Federal condenó a los cuatro implicados: el misionero recibió la pena de ocho años de cárcel. Aquella investigación iba a dejar mucha tela para cortar, y las pericias a los celulares arrojaban que se trataba de una banda muy importante, que también estaba involucrada en el tráfico de precursores químicos.
Unificar o no unificar
La polémica jurídica se dio luego en torno a si Ayala debía cumplir "desde cero" los ocho años de prisión o si la pena debía unificarse con la anterior de cuatro años y medio, y por lo tanto contar el cumplimiento de la misma desde aquella lejana detención en 2011. En los primeros días de este mes, se realizó la audiencia donde las partes debatieron al respecto.
El defensor oficial, Mario Franchi, pidió la unificación: "No deben existir dos penas que se superpongan", aseveró, y agregó que "la culpabilidad de Ayala por el segundo hecho estuvo cercana a la participación secundaria y no un rol protagónico". Solicitó que la sanción definitiva sea de nueve años de prisión, y agregó que el Tribunal al dictar la segunda sentencia debió unificar, y que la libertad condicional debió haber sido revocada, en definitiva que la agenda del Tribunal no puede jugar en contra de los intereses de su defendido.
El fiscal general, José Ignacio Candioti, se opuso a este pedido. Manifestó que no corresponde hacer lugar a la unificación porque Ayala había sido condenado por primera vez el 28 de diciembre de 2012, la pena venció el 15 de abril de 2016 y por eso el Tribunal de Ejecución dispuso el archivo del legajo. Por el segundo hecho fue condenado el 25 de agosto de 2016, estando con prisión preventiva, cuando la pena anterior ya no estaba vigente.
El Tribunal Oral Federal de Paraná, integrado por Roberto López Arango, Lilia Carnero y Noemí Berros, sostuvo al resolver al respecto que se debe "tomar en consideración dos circunstancias: la vigencia de la primera condena y la fecha del nuevo hecho (...) Lo que debe producirse antes de que la anterior condena esté ya cumplida, es decir mientras la persona la esté cumpliendo, es el nuevo delito y no la nueva condena.
Luego, consideraron que la unificación de las dos penas se debe fijar en nueve años y seis meses de prisión para Ayala. Se sabe que la Justicia no suma en forma aritmética las penas sino que adopta el criterio composicional. En este sentido, los jueces valoraron la cantidad de droga transportada y la magnitud del operativo montado, que "hablan de por sí de un compromiso personal intenso. Además que intervino en ese hecho grave pocos meses después de obtener la libertad condicional, lo que habla a las claras de su desatención con relación a los fines preventivos de la pena y del incumplimiento liso y llano del compromiso contraído -no cometer nuevos delitos- al obtener su libertad condicional".
Sumas y restas
En un repaso por las fechas y los plazos de las condenas, Ayala podría salir en libertad condicional el año que viene: sí, pese a que recién el año pasado le impusieron ocho años de cárcel, los dos tercios del total de la condena unificada los cumpliría el 15 de junio de 2018.
Los nueve años y medio se empiezan a contar desde la primera detención, en octubre de 2011, a los que deben sumarse los ocho meses que estuvo con libertad condicional. Entonces, la condena se terminaría de cumplir el 15 de diciembre de 2021. Pero los dos tercios de la pena (seis años y seis meses), plazo que la Ley establece para la libertad asistida, se cumplen el 15 de junio de 2018. En caso de que los informes de tratamiento penitenciario le sean favorables, Ayala saldrá de la Unidad Penal Nº 1 en aquella fecha.
En el caso contrario, rechazado por el Tribunal, si Ayala tenía que cumplir los ocho años por aquella operación narco de los 605 kilos de marihuana (equivalente a 4.275.000 dosis), la condena finalizaría el 26 de febrero de 2023, y podría salir con libertad condicional recién el 26 de junio de 2020. Entre sumas y restas, las cuentas le dieron bien al narco misionero: saldrá dos años antes de lo que pedía la acusación pública. Solo resta esperar que esta vez recapacite y busque una ocupación que no genere daño en la sociedad.
Aunque hay un dato poco alentador al respecto. Se trata de un hecho que no lo vincula a Ayala directamente, pero sí a uno de los integrantes de la banda que integraba y que fue condenado junto a él. Walter Ramírez fue requisado en octubre del año pasado en la cárcel de Paraná, en el marco del procedimiento de la Policía Federal en que detuvieron a Gonzalo Caudana en la ruta nacional 18 en Villaguay, con 10 kilos de cocaína. Se sospecha que el condenado (que decía ser un remisero inocente) era un importante intermediario que, por ejemplo, le conseguiría la droga que Sandra Bernal vendía en Villa Mabel. Y allanaron su celda porque creen que con un celular se contactaba con una narco de Concordia, condenada con arresto domiciliario. En fin, nombres del ambiente que se repiten con los años y las sentencias judiciales.