Matías Larraule / Ovación
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La tenencia del balón era del rival. Instituto monopolizaba las acciones de juego, pero no agredía. La postura de La Gloria le brindaba espacios para generar contragolpes a Patronato. No los podía capitalizar. Esa vía le permitió al Rojinegro asegurar la serie y decretar su presencia en la final del reducido por el segundo ascenso a Primera División.
La maniobra que desencadenó en la explosión final fue protagonizada por los tres jugadores que saltaron desde el banco de suplentes. Matías Quiroga aguantó el balón y descargó en Marcelo Guzmán. El Chelo jugó rápidamente en Leandro Becerra. Chucho, que habitualmente se mueve por izquierda, tuvo tiempo y espacio para encarar por el andarivel derecho. Tuvo paciencia y frialdad para bajar el martillo.
“Ellos estaban jugados buscando el empate. El entrenador me iba a poner por izquierda, pero le pedí jugar por derecha porque estaba el espacio ya que ellos se estaban cerrando mucho. Hoy (por anoche) tuve la suerte de convertir”, remarcó el volante nacido en la localidad cordobesa de Villa María, a la salida de zona de camarines.
Más allá de las elevadas pulsaciones con la que se jugaban los pasajes finales. Becerra en ningún momento demoró su definición. Esperó el momento indicado para clavar el puñal y apagar las esperanzas de la visita. “Cuando la llevaba la pelota voy viendo al que me sigue atrás, que creo que era el Pipi García. Observo también que viene el Chelo (por Marcelo Guzmán) que entraba. Le iba a dar el pase a él, pero cuando engancho para adentro veo que el que venía atrás me suerte la marcha. Ahí dije “es mía” y me la jugué. Entró muy justo, pero vale”, subrayó.
Patronato no jugó su mejor encuentro. Sin embargo, esta clase de encuentros se ganan. Los tres puntos quedaron en barrio Villa Sarmiento. El pase a la final, también. “Se vivió como una final. Instituto fue un digno rival. Lo buscaron siempre. Lo ganamos con nuestras armas”, aseveró.
La noche comenzó adversa. La visita golpeó primero. El dueño de casa reaccionó rápidamente. En apenas 10 minutos pasó de ser dominado a dominador en el marcador. “Fue muy bueno empatar rápido y darlo vuelta. Uno se pone a dudar, comienza con nervios, la gente se empieza a impacientar y la historia se hace más difícil”, indicó Becerra.
La vorágine de la competencia no le brinda espacios para disfrutar esta conquista. Mucho menos para relajarse. El domingo visitará a Ramón Santamarina, en Tandil. Este pleito dará inicio a la última serie. “Es un rival que conocemos, que viene una gran campaña como lo venimos haciendo nosotros. Va a ser una linda final”, presagió.
Quedan dos pasos que pueden depositar al elenco de barrio Villa Sarmiento en Primera División. Los últimos escalones son los más altos. “Son los dos pasos más largo. Es por lo que venimos luchando durante todo el año. Hay que dar el último esfuerzo”, apuntó.
“El objetivo está al alcance”
Se lo notó muy sereno a Iván Delfino. No ingresó en la euforia por haber clasificado a la final del reducido que determinará el segundo ascenso a Primera División. Por eso gozó de claridad mental para analizar, en breves palabras, la victoria que celebró anoche Patronato ante Instituto de Córdoba.
“Fue un partido sufrido”, describió. “Corrimos mucho sin la pelota, sentimos el cansancio. No tuvimos precisos para lastimarlo, pero lo pudimos definir con un contragolpe”, añadió.
El DT intentó recuperar la tenencia del balón con una superpoblación de volantes. “No salió la idea porque cuando estás cansando no podés pensar. Igualmente creo que pasó por el esfuerzo mental y físico. Después nos dedicamos a defender. No tuvimos juego asociado y siempre dependíamos de algún arresto individual y se nos complicó. Eso no nos caracteriza a nosotros”, subrayó.
Delfino dejó en claro que lo más importante era la victoria. En ese aspecto, la materia fue aprobada. “En esta circunstancia sirve mucho más la victoria que la actuación. Después son dos partidos otra vez con poco descanso, un viaje largo. Tenemos el objetivo al alcance. Por eso tenemos que estar tranquilo”, entendió.
A la hora de citar la máxima virtud que tuvo el equipo, el sunchalense mencionó la efectividad. “Es lo que no tuvimos en Córdoba. Instituto es un equipo que juega bien, que es respetado sobre todo por su entrenador, que sabe lo que quiere. Pero creo que le cerramos los caminos y, salvo la del Pipi García en el segundo tiempo, no tuvieron ninguna situación clara de riesgo”, concluyó.
“Le pedí al entrenador jugar por la derecha”
Iván Delfino tenía pensado ubicar a Becerra por izquierda. El volante cordobés definió el pleito por el sector opuesto.
26 de noviembre 2015 · 07:00hs