El tránsito en la ciudad de Paraná siempre me pareció caótico, pero para las fiestas de fin de año me da la sensación de que el peligro se incrementa, en especial para el peatón. Confieso que soy automovilista y que entre el 24 y el 31 me tocó abandonar el auto y caminar por el centro de la ciudad. Confieso también que en más de una oportunidad temí terminar en el hospital impactado por un vehículo. No voy a volcar toda la responsabilidad de lo malo del tránsito sobre los conductores, porque también hay responsabilidad en los peatones, que muchas veces cruzan por cualquier lugar y sin mirar.
Las infracciones que aprendemos desde gurises
9 de enero 2017 · 06:40hs
Igual pasar de una vereda a la otra caminado es una odisea, ya que automovilistas, motociclistas y colectiveros no frenan, al contrario, me da la sensación de que aceleran cuando ven a un peatón. Todos andan apurados, más durante las Fiestas. Pero después están aquellos que frenan, pero lo hacen arriba de la senda peatonal, que como su nombre lo indica es para el paso de personas que andan caminando. Intentar cruzar por ejemplo calle Italia y España a uno le puede llevar varios minutos por distintos factores. Si se cruza con la boca abierta o mirando el celular puede llegar a perder la vida debido a que muchos conductores se creen que tienen una superioridad sobre el resto de los mortales. En las esquinas céntricas como puede ser Pellegrini y España uno tiene varios escollos. Primero, los inspectores no saben a quién detener: si a los que vienen por España o Pellegrini. Segundo, uno nunca sabe qué tipo de maniobra va a realizar el conductor de un vehículo porque los guiños en la ciudad no se usan, y si se arriesga y se larga, seguro que le van a recordar a su mamá, al perro y a alguna hermana. Tercero, noté que los choferes de los colectivos aceleran a más no poder las unidades para que nadie se vaya a interponer en su camino y cortar su circulación. Estaría bueno que alguien les explique a los conductores profesionales que lo que hizo la Municipalidad fueron carriles exclusivos, no pistas de carrera. Cuarto, los remiseros y taxistas, como muchos comerciantes de la Peatonal clavan los frenos en cualquier lugar sin aviso previo. Eso lo podemos ver todos los días en Gualeguaychú desde las Cinco Esquinas hasta San Martín. ¡Usen las balizas señores!
Desde el retorno de la democracia la ciudad tuvo intendentes de distintos colores políticos y siempre esperamos que el Estado ayude a mejorar cómo manejamos. Pedimos más penas, más multas, más sanciones. Pero seguimos en la misma porque nuestro problema viene desde chicos, ya que cuando nos subimos al auto vemos que papá o mamá paran en los lugares no permitidos, hablan por celular mientras manejan, no usan el cinturón o nos llevan en la falda sentados con ellos. También naturalizamos desde pequeños que nuestros papás se detengan en doble fila para buscarnos de la escuela. Vivimos con la infracción. Algunos ven cambios cuando sus padres viajan a otro país y frenan en todas las esquinas y ceden el paso cuando ven una persona mayor. Es más, muchos cruzamos el Túnel y cambiamos nuestras actitudes de manejo. Ojalá que en algún momento la forma de conducir cambie y nos empecemos a respetar un poco más, porque eso traerá beneficios para todos.