El Tingue, de 50 años, tiene cuatro hijos y está desesperado porque todo cambió en el último mes. Cuando el río empezó a bajar, los 20 pescadores de Puerto Sánchez que viven de la profesión, pescaban bien. "Por eso no molestábamos", subraya en referencia a que dejaron de reclamar asistencia al Estado.
Con la nueva crecida del Paraná se frenó la pesca y arrancaron los problemas: "La situación es malísima como en todos lados, no es que pedimos prioridad pero necesitamos que nos den una mano. Acá vino el gobernador (Gustavo Bordet), nos dio la mano y nos preguntó qué necesitábamos. Le comentamos que nosotros queremos trabajar, que queríamos una ayuda para comprar las herramientas. Nos mandó 700 pesos para cada uno, que los usamos para comer”.
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— Diario UNO (@UNOentrerios) 11 de abril de 2016
En la costa, con la calle llena de barro y las casas expulsando agua con bombas extractoras, los pescadores insistieron que "una caja de anzuelos cuesta 350 pesos, un rollo de piola 500 pesos y así todo".
Unos 2.000 pesos para pescar armados
Villalba describió que, en cada salida que hace al puesto que se armó en la isla, arriba del techo de una construcción que está bajo agua, necesita: "Piola, anzuelo, tanza, alambre, la soja para hacer la masa (150 pesos) que come el armado y una mallita para la carnada. En total son 2.000 pesos. Con la creciente es muy probable que pierdas la mitad de las cosas". A estos costos le tiene que sumar el precio del combustible que utiliza en el motor de la canoa además de la comida que tiene que llevar.