Héctor de los Santos
María es una excepción. Es la única canillita mujer en un espacio dominado por los varones. Todos la conocen, saben de su humildad, de su amabilidad, y también de su carácter fuerte cuando la hacen enojar.
María comenzó hace 30 años a vender diarios en las calles de Concepción del Uruguay. Todo el mundo la recuerda en la puerta de un supermercado céntrico junto a su mamá. Ella tenía apenas 9 años. Jamás dejó el oficio y hoy vive de vender diarios. Es el sostén de su casa que comparte con su madre, quien la ayuda con los clientes fijos de los fines de semana, y con una sobrina de 11 años a la que le acaban de extirpar un tumor de la cabeza. María es simplemente María. Su apellido no es necesario, dijo, porque todos la conocen así y con eso basta. Es verdad. La gente le ha tomado cariño a esta niña-mujer que muy pocos creen que ya tiene 39 años. Su figura menuda y su andar tranquilo por las calles la distinguen de toda la vida. "Mucha gente me ayuda, vendo diarios desde que me acuerdo, también hago mandados porque hay gente que me confía las cosas y yo las hago porque todo me ayuda para mantener la casa", dijo. En total son siete hermanas mujeres y un varón. Una de ellas estuvo presa y María, junto con su madre, debió hacerse cargo de su hija. "Pero lo hicimos con mucho cariño y esfuerzo, estamos bien y somos familia así que estamos para ayudarnos", contó.
María vivía en el barrio La Higuera, pero hace algunos años se trasladaron a una humilde casa del barrio Mosconi. "Tenemos muchos problemas, porque se nos está cayendo y se llueve todo, es una casa de barro. Ahora desde la Municipalidad parece que nos van a dar algunos ladrillos a ver si podemos arreglarla, necesitamos mucho eso", dijo preocupada.
El oficio no ha sido tarea sencilla para una mujer en las calles. "Más de una vez apareció algún loco queriendo hacerse el vivo, yo los saco corriendo, conmigo no se jode", dijo seria. Su sonrisa y sus ganas buscan compensar las necesidades de todos los días.