Desde una de las escuelas de manejo en Paraná, que trabaja con horario corrido de 7 a 20, aseguraron que los turnos para lo que queda de enero están completos. “Quedan solo algunos disponibles para febrero. Tenemos dos autos y a toda hora hay gente aprendiendo”, señaló a UNO Virginia, quien se encarga de atender a los potenciales alumnos que llegan buscando información sobre el curso que les posibilite ir a rendir el examen correspondiente para obtener el carné con las herramientas necesarias para aprobarlo.
Las escuelas de manejo tienen una alta demanda hasta marzo
En otro de los espacios que ofrecen este servicio coincidieron en señalar que esta es la época del año con mayor demanda. “Muchos no tienen tiempo durante el resto del año y aprovechan esta época para hacer el curso. Además, son días en que la gente está más distendida y esto favorece el aprendizaje. En marzo baja porque empiezan las clases y se priorizan otros gastos que hay en el hogar”, comentó a UNO Luis Romero, instructor de manejo con más de 25 años de experiencia en el rubro, quien señaló además que “en el caso de las mujeres que son madres, durante las vacaciones encuentran con quién dejar los hijos y no tienen la presión de los horarios”.
Si bien los consultados concuerdan en que en esta época las cifras de alumnos se duplican, también aseguran que las escuelas de manejo fueron ganado terreno en Paraná porque son cada vez más las personas que eligen aprender a conducir con alguien especializado. En este sentido, Romero comentó: “La gente busca generalmente que quien les enseñe sea alguien que realmente tenga la didáctica suficiente y pueda decodificar sus necesidades. Aprender a manejar con un pariente o con un amigo se transforma en el curso más largo, ya que a lo mejor esa persona hoy puede dedicarle tiempo pero mañana ya no. Y ocurre que quien enseña suele tener más miedo que el que está aprendiendo y la confianza es fundamental en esta instancia”.
Mayor responsabilidad
Distintos referentes del sector opinan que desde que el municipio implementó controles de tránsito con mayores exigencias, más gente recurre a una escuela de manejo para perfeccionar sus técnicas, pero por otra parte también son muchos los padres que prefieren que sus hijos se instruyan con mayores precisiones. “Tal vez si a un chico que aprende lo básico con un amigo se le da el auto se larga solo, porque ellos tienen más coraje. El tema es que los padres tienen un poco de miedo y no les permiten salir sin carné, sobre todo por cómo está el tránsito hoy en día”, opinó Virginia.
También en el mismo sentido, Romero manifestó: “Los padres han tomado mucha responsabilidad y hoy mandan a los chicos a que tomen clases de manejo. En algunos países esto forma parte de la enseñanza oficial”.
En otro orden, sostuvo que quienes buscan perfeccionarse son personas que hace tiempo no manejan o que a pesar de que periódicamente conducen un vehículo se sienten inseguros ante determinadas maniobras. “La mayoría son mujeres. Ellas conforman alrededor del 60% de quienes vienen a tomar clases, porque quieren aprender bien”, concluyó.
Quienes trabajan en actividades relacionadas a la conducción de vehículos afirman que si se puede evitar, no hay que hablar de “accidente”. En este sentido, coinciden en que la mayoría de las maniobras que terminan provocando un siniestro, con diferentes consecuencias, se pueden sortear.
Sin embargo, la falta de cuidado de quienes manejan es una constante. Luis Romero señaló que “lo que se ve mucho es el hecho de no anunciar la maniobra que se está por hacer. La colocación de la luz de giro es fundamental, tanto para el auto que viene de frente como el que nos precede, y también para que los peatones puedan cruzar tranquilos la calzada”.
Otras cuestiones tienen que ver con los autos que circulan por la izquierda a baja velocidad y obstruyen el paso a quien va por esa vía rápida. “Hay que conservar la derecha”, dijo. Por último comentó que otros hechos que ponen en peligro a los demás conductores y que son frecuentes en Paraná son estacionar en doble fila y que las motos se pasen el semáforo en rojo.
En este marco, en 2014 desde la Unidad de Relevamiento de Datos del Concejo Deliberante de Paraná se observó que entre los principales comportamientos que pueden generar alguna distracción se ubican comer y tomar mientras se está frente al volante (3,1%), controlar a los niños (0,6%), maquillarse o peinarse (4%) e ir mirando el GPS o DVD (0,4%).
En cuanto al celular en automóviles y camionetas particulares, que es otra conducta que afecta la seguridad vial, se reveló que el 6,3% de los conductores de auto lo utiliza al manejar, y también el 6,2% de quienes conducen camionetas.
Inversión
Algunas academias ofrecen la modalidad de doble comando, para que el alumno se sienta seguro y además poder contar con la cobertura de un seguro en caso de que ocurra algún incidente. Con esta alternativa, las 10 clases cuestan alrededor de 2.600 pesos. “Se pueden precisar más o menos encuentros, eso va a depender de los conocimientos previos”, señaló Virginia.
Otra opción es aprender en el propio vehículo. “Yo enseño de este modo porque considero que la persona tiene que conocer su auto”, indicó por su parte Luis Romero. Para aprender de este modo, las 12 clases tienen un valor de 2.200 pesos.