En tiempos donde la economía social prolifera y son más los paranaenses que se suman a la alternativa de llevar adelante un emprendimiento propio como forma de sustento, las ferias son una vidriera privilegiada para poder mostrar los productos. En este marco, en Paraná se lleva adelante con éxito la Feria de Emprendedores y Artesanos, organizada por la Municipalidad, a través de la Secretaría de Producción, Innovación y Empleo.
Feria de Emprendedores: mágico compendio de pasión y saberes
En la zona del Puerto ofrecen sus productos quienes decidieron abrirse camino con una actividad con la que se autosustentan
11 de julio 2017 · 08:16hs
La propuesta se desarrolla en la Sala Mayo y la zona del Puerto, y en cada uno de los puestos se condensa el trabajo, el esfuerzo y la pasión de quienes exponen su labor, con el fin de poder extender la comercialización de sus productos.
Tal es el caso de Patricia Giménez, quien hace hilados y tejidos con fibras naturales. "Hace siete años que estoy en esto y mi emprendimiento se llama Gio Pio Fibras Naturales. Comencé con el tejido, que si bien ya lo tenía incorporado como actividad hogareña, nunca lo había pensado como lo que es hoy: el impulso de mi economía", contó a UNO y agregó: "Vengo de familia de tejedoras y nunca me había llamado la atención el tema del hilado, hasta que me senté un día en la rueca y tuve la sensación de haberlo hecho toda la vida".
Desde entonces, la mujer comenzó a hilar sus propias madejas, llevando adelante todo el proceso del hilado de la lana de oveja, que incluye el lavado y el cardado. Además, le incorporó el teñido con productos naturales: "Una vez que preparo la madeja la paso por distintas técnicas de tejido, como crochet, telar y dos agujas. Y siempre le pongo un valor agregado a mis productos, como el ir incorporando saberes tales como el teñido o el bordado mejicano", señaló.
Autodidacta y entusiasta, Marcela fue sumando, además, otras opciones novedosas: "Hasta hace muy poco venía tiñendo con cosas exóticas, como cáscara de cebolla, remolacha, repollo, café o té. Si bien es amplia la gama que ofrece la alquimia de los tintes, empecé a investigar sobre las plantas nativas que tenemos en Entre Ríos y ahora me dedico a los tintes nativos de las lanas, con lo que logro los colores de nuestra provincia, que son los marrones, los grises y los verdes. Tenemos una vegetación muy rica", destacó.
Por otra parte, fue innovando en las técnicas de tejido, sobre todo para elaborar las mantas que son tendencia hoy en día: "Son las mantas XXL o el tejido extremo, como yo le digo. Me puse a ver con qué podía tejerlas y con un barral de cortina me fabriqué unas híperagujas. De hecho estoy enseñando la técnica y a tejer con las manos. Uno siempre va innovando para ver con qué se puede llamar la atención del público", opinó.
Sobre la feria de invierno, aseguró que es la temporada en que las tejedoras tienen más oportunidad de que la gente se lleve sus productos, debido a que el tiempo y las temperaturas les juegan a favor. Asimismo, resaltó: "Más personas están tomando conciencia y revalorizando lo que es volver a producir la lana propiamente dicha. Con respecto a la feria, los emprendedores sabemos que en este ámbito hay un cliente circunstancial, que es el turista, pero nos sirve para mostrar el trabajo que hacemos. Después tenemos otras herramientas, como Facebook o el boca en boca para mostrar nuestros productos", dijo, y sostuvo que puede vivir de lo que hace, aunque con mucho trabajo y esfuerzo, sobre todo en el marco de la situación económica actual: "Hay que ponerle empeño y cada vez más saberes y valor agregado al emprendimiento, más con un oficio olvidado como el del tejedor y con más razón el del hilador".
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Perseverancia y esfuerzo
Patricia Clemente es otra de las puesteras que con esfuerzo salió adelante y se fue reconvirtiendo laboralmente hasta administrar su propio servicio de catering, al que llamó Rico y Abundante: "Junto con mi familia empezamos este emprendimiento hace siete años, con un puesto de venta de torta fritas. Con el apoyo del Banco Popular de la Buena Fe fue creciendo con los años. Me compré un horno para hacer pizzas, pan casero y de a poquito fui agregándole otras cosas", manifestó. En este sentido, rememoró: "Todo el dinero que entraba lo juntaba para poder comprar maquinaria para que el negocio fuera creciendo. Fue de a poco, con mucho sacrificio y esfuerzo de toda la familia. Mis hijos hoy trabajan conmigo y todos fuimos haciendo cursos de pastelería, de mozos, de catering, y tengo más pasteleros y cocineros que trabajan también con nosotros hoy en día. Hoy brindamos el servicio en cumpleaños, en fiestas de 15, de casamiento, entre otros acontecimientos".
En la actualidad toda su familia se sostiene con este emprendimiento, sorteando las dificultades: "Está difícil, pero vamos comprando cosas por cantidad para economizar y que rinda", indicó y subrayó: "El que quiere trabajar y emprender hoy en día puede hacerlo, pero lleva su tiempo empezar a ver los resultados".
En el caso de Zulema Bruffal, a cargo de otro de los stand situados en la Sala Mayo, trabajaba como empleada doméstica hasta hace poco más de un año, cuando decidió utilizar su tiempo en hacerle la ropita a sus siete nietos y también prendas para regalarle a sus amigas. Una de sus hijas se dedicaba ya desde hacía un par de años a la confección de accesorios para niñas, sobre todo para el cabello, y a otra le gustó el tema de la costura y se compró una máquina de coser. "Les propuse que nos asociemos las tres y creamos Apapachos Paraná. Ahora vendemos indumentaria para niños y accesorios", comentó a UNO Zulema, entusiasmada con la iniciativa que si bien no es su principal sustento hoy en día, significa una actividad con la que está dispuesta a crecer económicamente en un futuro: "En la feria se vende bien. Sino lo hacemos a través de Facebook, o le ofrecemos a amigos y a conocidos de conocidos. Por ahora lo que ganamos lo reinvertimos en materiales para poder seguir produciendo", señaló.
"Mis hijas tienen chicos y el tiempo de ellas es más limitado. Yo vivo sola así que soy la que más ando. Me toca hacer la ropa para chicos de cero a 2 años; una de mis hijas hace la de 2 a 12 años, y la otra se ocupa de los accesorios", explicó, y sintetizó: "Por ahora es un hermoso hobby. Vamos a cursos y capacitaciones de la Secretaría de Producción, Innovación y Empleo de la Municipalidad y nos sirve para seguir aprendiendo y progresando. Se puede vivir de esto buscando precios de insumos, recorriendo. Y el que es emprendedor lo hace con amor", subrayó.
En tanto, Gisela Monzón empezó hace tres años y a sus 29 es propietaria de Mariú, un emprendimiento en el que trabaja con confección y estampado de prendas femeninas y también almohadones, mochilas y otros accesorios en tela. "Antes vendía indumentaria. Después estudié y aprendí a hacer las prendas, y más tarde me capacité para incorporar lo que es sublimación. Vendo por Facebook y a mis amigos, y sobre todo voy a las ferias que se hacen en Paraná", expresó.
"En esta actividad hay subidas y descensos. Hay que tratar de no bajar los brazos para poder progresar y adelantar", dijo a modo de conclusión.