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Antes de las PASO sobresalió la discusión sobre los hechos de corrupción, de un lado y del otro. Después, con otro panorama entre las fuerzas políticas, emergió el dólar y el rumbo económico. La educación se coló en la campaña de unos pocos días solo con la sanción en el Congreso Nacional de una ley que asegura la gratuidad de la enseñanza pública; unos la avalaron, otros la rechazaron.
En el primer debate presidencial solo hubo una expresión de compromiso por la educación pública, sin soslayar y explicitar caminos, destinos o rumbos para que cumpla su histórica misión de igualar oportunidades, fundamentalmente abrir puertas a los sectores postergados, como supo caracterizarse en nuestro país, tanto como fue en algún momento su calidad y excelencia.
Ciertamente, poco se sabe de cuál será el destino de la enseñanza en el país, que del mismo modo que avanzó en muchos aspectos, muestra problemas estructurales que deberán ser atendidos.
El balotaje ofrece dos opciones; ¿son dos modelos opuestos?
¿Uno de ellos será la vuelta a los 90, de embates privatistas y permanentes movilizaciones estudiantiles en defensa de la gratuidad de la universidad pública, y de un reclamo social por mayor presupuesto para la educación en todos los niveles?
¿Es la continuidad de la inclusión, con altos niveles de deserción, baja tasa de graduación, pobre nivel académico y masivo éxodo del sector público al privado?
¿O acaso será un estadio nuevo, cualquiera sea el que gane el próximo domingo?
En parte, cualquier análisis que se haga podrá ser tildado como mera especulación, ya que poco se ha dicho. Y ante ello, para la reflexión, uno debe recurrir a lo que afirman representantes y especialistas afines a cada sector, o a lo hecho hasta aquí por cada uno de ellos.
Doce años han pasado de gobierno kirchnerista, que dejaron su impronta. En su repaso, aparecen numerosas medidas favorables para el sistema educativo nacional, como el aumento progresivo de la inversión total en Educación, que incluso superó la meta del 6% del Producto Bruto Interno.
Una nota saliente de este tiempo del siglo XXI ya pasado fue la derogación de la noventista Ley Federal de Educación y su reemplazo por la Ley de Educación Nacional, que impuso cambios interesantes, pero a la que le faltó reglamentar y actuar aún en muchos otros, previstos en la norma.
También resultó saliente de este período el fenómeno y auge de los estudios técnicos, con los avances tanto en la matrícula como en la formación en las escuelas técnicas, que forman los recursos humanos necesarios para responder a las demandas de una sociedad en que sus industrias se han expandido.
Otro signo distintivo fue el programa Conectar Igualdad, que en poco más de cinco años alcanzó a casi 12.000 escuelas de todo el país, con 5.314.950 de netbooks entregadas. Quedó pendiente el mayor uso del potencial de las nuevas tecnologías, la capacitación docente y la infraestructura.
La gratuidad de la enseñanza durante esta última década, sin ser puesta nunca en tela de juicio tras los embates privatistas de los 90, fue sellada con una reciente nueva ley. Claro, con eso solo no basta: para que los sectores humildes la sitúen como verdadera igualadora de oportunidades y con formación de calidad, hay que dar muchos otros pasos.
La Inclusión fue un buen primer paso; sin embargo el nivel de retención de esos alumnos en el sistema educativo cayó considerablemente en los últimos años. Garantizados el acceso y la contención, falló la permanencia de los chicos en el sistema educativo argentino.
En el nivel Secundario, el índice de abandono y repitencia ha crecido de tal forma, que apenas un 50% de los jóvenes que inician el primer año de la Secundaria, culmina sus estudios y se gradúa en los tiempos previstos.
Algo similar ocurre en el sistema universitario: la matrícula creció un 20% en los últimos años abarcando tanto el sector público como el privado, lo que quiere decir que más chicos apuntan a forjarse un futuro, con la fuerza de la educación. Sin embargo, la tasa de graduación es de un promedio cercano al 30%, es decir, se gradúan tres de cada 10 ingresantes.
Tal vez uno de los puntos más conflictivos sea la cantidad de días de clases. El calendario escolar pretende llegar a 180 días –incluso la vara se levantó a 190 días–; sin embargo, la situación en la provincia muestra una preocupante realidad en el sistema público, con muchos menos días de clases por paros y asambleas, casi imposible de cuantificar.
Y el salario docente también es un nudo central del conflicto educativo.
La lista es incompleta, y desordenada. El rumbo, sea uno (Scioli) u otro (Macri), tampoco está muy claro. Lo único que asoma ineludible es la necesidad de mejorar la educación en todos los niveles y convertirla en una prioridad de gestión.
Números
- 6% La cifra del PBI en inversión educativa, mayor a años atrás.
- 20% El crecimiento de la matrícula universitaria en el país.
- 5.314.950 La cantidad de netbooks entregadas en casi 12.000 escuelas.
- 50% Promedio de la tasa de graduación de quienes iniciaron 1º año de la Secundaria.
- 20% Cayó la matrícula escolar estatal Primaria en una década. Como contrapartida, creció la privada.
- 180 Días de clase, una meta prácticamente incumplida en estos años en la escuela pública.
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El problema matemático viral: en el país, tendría razón la nena
En Estados Unidos, la profesora dio por mala la respuesta a un ejercicio en el que pedía que se multiplicara 5 x 3 y que se justificara cómo lo había calculado. El alumno acertó en 15, pero al explicar el procedimiento, se dio por mala la respuesta.
El tema se viralizó durante varios días en las redes sociales. El enunciado del ejercicio decía: “Utiliza la estrategia de suma repetida para resolver 5 x 3”. El alumno respondió que el resultado era “15” y usó en su respuesta la estrategia “5+5+5”. Sin embargo, la maestra anotó como solución correcta “3+3+3+3+3”.
La foto del examen dio la vuelta al mundo, dividiendo entre partidarios y detractores de la profesora y el alumno. El Consejo Nacional de Maestros de Matemáticas de Estados Unidos dio la razón a la maestra.
Sin embargo, ante la consulta de UNO, la docente y directora de la carrera de Profesorado de Matemática de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader) Graciela Paredes, explicó que la nena tendría razón en el procedimiento.
“Uno de los sentidos de la multiplicación (hay otros) es el de la suma repetida”, contó, e indicó que “5 x 3 = 5+5+5 = 15, significa sumar 3 veces el número 5. Mientras que 3 x 5 = 3+3+3+3+3 = 15 significa sumar 5 veces el número 3”.
“En el comienzo de la enseñanza de la operación, los docentes insistimos en que los niños identifiquen cuál es el número que se suma y cuál es el que indica cuántas se debe sumar dicho número”, sostuvo sobre la estrategia de trabajo educativo.
Al respecto, añadió que se puede observar que “ambas multiplicaciones dan el mismo resultado o producto, y eso es porque se cumple en esta operación la propiedad conmutativa que enuncia: El orden de los factores (números que se multiplican), no altera el producto (resultado)”.
Y explicó que en cada tabla de multiplicar se hace hincapié en las veces que se suma un mismo número: en la del 2, se suman dos veces el 1, el 2, el 3, el 4, etc.
Así, sintetizó que la diferencia entre los países obedece al sistema de algoritmo –procedimiento– que utiliza cada país, y también a la didáctica en la materia, que en el país está influenciada por el modelo español y el francés, por su innovación.
Resolución. “Uno de los sentidos de la multiplicación es el de la suma repetida”, explicó Paredes.