Juan Manuel Kunzi / De la Redacción de UNO
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Un grupo de mujeres llegó ayer por la mañana a la comodísima aula del vivero Don Felipe para ser parte del Taller Intensivo de Bonsai y llevarse los conocimientos necesarios para ingresar en los secretos de un arte milenario.
El taller es específico y busca lograr un prebonsai. “Hay que llegar a una planta chica igual que la grande. Con las mismas hojas y los mismos frutos. Uno de los pasos obligados es trasplantarla cada dos años, hasta conseguir la replica exacta”, respondió rápido la profesora Marita Gallardo que está encargada de brindar las clases en el vivero.
Dan ganas de preguntarle todo porque sabe mucho. Para el sábado que viene organizó un taller de huerta orgánica, tan de moda y más que necesaria por estos días y para el próximo el de “plantas aromáticas”. Es decir que cada siete días está la chance de tomar las clases que comienzan a las 9 y se extienden un poco más de las 12.30.
Enganchadas
La maestra Marita –como la reconocen las talleristas– explica con paciencia, se da vuelta y pregunta ¿Por qué no hay hombres tomando el taller? Porque las mujeres están un paso adelante –contesta este cronista– y las integrantes del taller murmuran entre risas.
Es que ellas están tomando la clase por cuestiones muy nobles que vale la pena reconocer. Natalia tiene 20 años y es estudiante de Comunicación Social. Usa zapatillas skaters, jeans, campera y una bufanda roja y gruesa. Sus lentes con marcos negros le da un toque geek aunque la respuesta la saca del urbanismo que muestra su indumentaria: “Me intereso en todo lo que sean plantas, de todo tipo, para poder cuidarlas. Ya hice algunos talleres en el vivero y lo del bonsai me interesó porque no está muy desarrollado en nuestra cultura y es una técnica milenaria y me llama mucho la atención”, respondió sin respirar.
Es lindo ver a una joven tan interesada en las plantas y en colaborar con el mundo aportando más verde: “Vivo en el campo y crecí rodeada de plantas que embellecen la vista, todos los días, además que son necesarias para la supervivencia de los seres vivos en el planeta, por eso está bueno tener muchas plantas, para tener más oxígeno”.
En el grupo que comparten con Chiche y Daiana, también está Estela, que colabora con Marita teniéndole el pequeño Ciprés Limón mientras le agrega el sustrato que es de“todo tipo de material orgánico que sirve como soporte físico de la planta y que en su condición de materia puede o no aportar nutrientes”, explica la profesora en sus apuntes. Consultada por UNO, Estela responde espontánea: “Hice otros cursos con Marita –la seño dicen todas y sonríen–. Me gusta su pedagogía porque es entendible, práctica. Además me interesan las plantas porque me gusta decir que la naturaleza es el pulmón de las ciudades”. Después de tomar las clases, vuelve a casa y pone en práctica lo que va aprendiendo: “Voy armando el jardín en mi casa, organicé, después de hacer otros cursos, una cascada con plantas”, describió sobre los avances que fue logrando con paciencia. Ella reconoce que en su vida “es otra actividad que te lleva tiempo pero a su vez me desenchufa”.
Mientras tanto, la profesora, sigue trabajando en las raíces de un arbusto. Se las corta y luego envuelve las ramitas con un alambre de cobre para darle la dirección que cada uno pretende. Salta la pregunta obligada: ¿Sufre la planta con tantas intervenciones? “Todos preguntan lo mismo”, responde Marita y sigue explicando la técnica que nació en China pero que después desarrollaron en su máxima potencia los japoneses.
A ella le gusta hablar de un “arte vivo” que llegó para embellecer pequeños espacios con naturaleza. El que se engancha y realiza un trabajo de orfebre puede tener pequeñas versiones de las especies que se les ocurra. Da la sensación que, a menor escala, se puede tener una conciencia superior sobre la naturaleza: Las plantas y los árboles.
Taller
La profe Marita, ayer por la tarde, presentó también el curso de Diseño de Jardines Intensivos.
La historia de los regalos lujosos
Aunque la palabra ‘Bon-sai’ es japonesa, el arte que describe tiene su origen en el imperio chino. Hacia el año 700 los chinos habían empezado el arte de ‘pun-sai’ utilizando técnicas especiales para cultivar árboles enanos en tiestos. Solo la elite de la sociedad practicaba ‘pun-tsai’ empleando especímenes autóctonos recolectados de la naturaleza. Después eran enviados por toda China como lujosos regalos. Durante el período Kamakura el cultivo de árboles en contenedor se introdujo en Japón. El pueblo japonés desarrolló el bonsai siguiendo la influencia del budismo Zen y condicionado por el hecho de que Japón es sólo un 4% del tamaño de la China continental, por tanto la gama de formas de paisaje es mucho más limitada. (www.bonsaiempire.es).
Datos
El árbol bonsai se puede obtener a partir de la semilla, de acodeo aéreo, recolectarlo en la naturaleza o comprándolo en un vivero. En el caso de obtenerlo de semilla llevará más tiempo en ver el resultado.
Conocen la naturaleza y la salvan
Crece la tendencia de tomar talleres para aprender sobre los árboles y las plantas
5 de julio 2015 · 15:26hs