Miguel Abel Zuttión / De la Redacción de UNO
[email protected]
La ciudad respira fútbol nacional
Durante muchos años se elogió la pasión que se respiraba en el fútbol de Santa Fe, Rosario, Córdoba o Tucumán, con equipos representativos y que hicieron historia en el interior del país.
El fútbol de la ciudad de Paraná transita un camino de constante éxito, sobre todo en los últimos años. Patronato llegó a la Primera B Nacional y cumplió tanto en lo deportivo como en lo institucional; Atlético Paraná, con otra receta pero con la misma ambición, se codea en la principal categoría de ascenso y muestra sus pergaminos.
Después se encuentra Belgrano que tiene un proyecto integral junto a otros clubes de la capital provincial, y buscan afrontar desafios fronteras afuera, lo que evidencia que hay potencial y recursos para estar en el fútbol profesional.
El fin de semana, más precisamente el sábado, el Decano se presentó en sociedad en la Primera B Nacional. Fue ante el histórico Ferro Carril Oeste y pasó con creces la primera prueba. Ganó ante su gente, con una muestra interesante de fútbol y fue noticia, de las buenas, dentro del planeta futbolístico argentino.
El estadio Pedro Mutio lució su mejor cara y tuvo un acompañamiento acorde a lo que se está jugando para la institución decana del fútbol doméstico.
En las gradas de la cancha los rostros reflejaron esa satisfacción contenida por décadas y que ahora es parte del presente auspicioso. Es que tanto Patronato como ahora Atlético Paraná, son una clara referencia dentro del mapa del fútbol argentino. No hay que olvidarse del antecedente que dejó hace algunos años Gimnasia y Esgrima de Concepción del Uruguay cuando fue animador del ascenso o ahora el asombroso Juventud Unida de Gualeguaychú que llegó con la premisa de quedarse.
Hoy es ineludible en cada charla referirse al fenómeno del fútbol paranaense, del clásico que se viene, de la cancha, de los refuerzos, de la indumentaria, de las cargadas. Es un aperitivo más para una ciudad que durante mucho tiempo estaba marginada del círculo privilegiado del fútbol nacional. Ahora será tiempo de cuidarlo, alimentarlo y potenciarlo desde todos las partes para que la historia no se detenga.
Solidificar las inferiores para ser un punto de referencia para aquellos que tienen condiciones y puedan ser valores genuinos en un futuro no muy lejano.
El Santo ya dio sus primeros pasos en el fútbol infanto-juvenil de AFA e invirtió en La Capillita, un predio donde se entrenan el plantel de Primera y las divisiones formativas.
En el Decano el proyecto está a la vista, sin embargo, hoy por hoy, el esfuerzo se encuentra depositado en acondicionar el estadio y hacer una base sólida para quedarse en la categoría.
Es cierto que no es bueno caer en la comparación con aquellas instituciones que hace más de 30 años que transitan por el fútbol profesional. Es muy difícil, pero no imposible, achicar esa brecha de diferencia que existen en instalaciones, recursos, planteles y en convocatoria. Sin embargo, esto no debe ser un impedimento para crecer y mucho menos para aspirar a llegar más lejos.
El momento actual lo amerita y los simpatizantes, que son muchos, deben volver a las canchas, formar parte de la campaña, seguir a sus colores y, sobre todas las cosas, comprometer a las nuevas generaciones a identificarse con sus clubes, con sus raíces con la pasión del fútbol de entre casa.
Que no sea una moda pasajera ver a chicos con la indumentaria de Patronato o Atlético Paraná. Que la lleven con orgullo, con sentido de pertenencia, para revertir un pasado de frustraciones con un futuro de gloria.
Que la rivalidad deportiva no perturbe la cotidianidad de una ciudad que hoy vive con fervor la presencia de Atlético Paraná y Patronato en la B Nacional. Que nadie se adueñe de la hinchada para transformarla en un escuadrón de choque con claros fines delictivos y que lo malo se enquiste con negocios sucios y manchado de sangre.
El futbolero de ley está en su salsa, a gozar, a participar para que el fútbol de la ciudad de Paraná llegue lejos, bien lejos como tanto se soñó.