Ya fue dicho aquí, pero vale insistir: subió el precio de la carne. Cada vez se consume menos pero los precios no dejan de aumentar. El diario El Cronista Comercial reveló que los últimos datos oficiales, relevados por el Instituto de la Promoción de la Carne Vacuna dan cuenta que el consumo por habitante bajó en septiembre a 53,8 kilogramos.
Lujos son lujos
15 de noviembre 2016 · 06:50hs
Se trata del volumen per cápita más bajo en los últimos 14 años y está 10 kilogramos por debajo del consumo que el mismo ente había registrado para septiembre de 2015: 63,4 kilos por habitante al año.
En Paraná se puede conseguir un kilo de buen costillar a 130 o 140 pesos con un piso de hasta 74 como el que promocionó una cadena de supermercados la semana pasada. Para todos es bien sabido que el corte de 140 pesos es comestible en un 70%; mientras que en el de 74 pesos se aprovecha solo un 30%, o lo que es lo mismo decir: salen un par de bocados por cada kilo que uno compra.
El ente nacional también concretó mediciones más avanzadas como que el alza de precios interanual llegó a 41,7%. En otras palabras precisan que lo que ahora vale 100 hace un año valía 61. La carne sube y sube de precio mientras la gente compra menos. Una ecuación extraña si de promover el libre mercado entre la oferta y la demanda se trata. Pero también fue dicho aquí que cuando hay mucha lluvia la carne aumenta de precio, si el sol es muy cálido también aumenta; si se exporta poco suben los valores y si las ventas internacionales van bien para la gente de a pie también hay incrementos de precios. Las reglas de la economía para el caso de la carne y todo producto alimenticio en general se rompen o amoldan a cada instante con la misión de remarcar. La alternativa es comer otra cosa; muchas variantes no hay. De los cortes rojos se impone pasar al cerdo. El pollo es la opción más popular entre las carnes blancas. El otro diario económico de la Argentina, Ámbito Financiero, aportó que en la actualidad la producción de pollo permite un consumo ponderado per cápita de 45 kilos, si se suman otros 12,5 de carne porcina (según los privados es de 16,5 kilos) y los 53, 8 de carne vacuna, cada argentino dispone este año de casi 110 kilos de proteína animal. Incrementar ese registro sin que la demanda interna mejore su poder de compra y sin que las exportaciones crezcan sería, sin lugar a dudas, contraproducente para toda la cadena.
En sintonía, desde el Senasa informaron ayer que en la última década el stock vacuno argentino perdió entre 10 y 11 millones de animales. En el caso de la categoría novillos la baja fue del 50% pero desde hace dos años que se observa una caída marcada en la faena de hembras y el proceso de retención se agudizó logrando una recuperación.