Un joven mayor de edad, que fue monaguillo del ex párroco de Lucas González, Juan Diego Escobar Gaviria, dio una entrevista a Análisis Digital para contar lo que fue sufrir abusos por parte del cura sanador colombiano.
Estremecedor y doloroso relato de una víctima del cura Escobar Gaviria
14 de noviembre 2016 · 06:10hs
El relato comienza con que todos los lunes, junto a un grupo de otros monaguillos -todos entre 11 y 13 años-, iban a Paraná, en horas de la mañana con Escobar Gaviria, en su automóvil y regresaban cerca de las 20.30. Indicó que él iba atrás sentado de ida y a la vuelta el párroco lo cambiaba adelante.
"Cuando íbamos de ida el cura me guiñaba el ojo por el espejo retrovisor y yo no entendía nada", recordó. Que por eso fue que varias veces quiso volverse en la combi que iba también con ellos pero el religioso no lo dejaba.
Cuando el cura colombiano lo sentaba en la parte delantera, manejaba el vehículo con una mano y con la otra lo tocaba.
Según el chico, el cura colombiano siempre tuvo la virtud de la manipulación. "Da muy buenos consejos, escucha y cuando uno se quiebra, ahí arremete", dijo. "Es muy toquetón, pesado, denso y manipulador. Te habla y te habla hasta que te enreda y empieza a tocar por todas partes y te da muchos besos", acotó.
La relación con el cura comenzó una mañana de domingo, tras una misa de niños, cuando tenía 11 años. El sacerdote le preguntó a un grupo de chicos si querían ser monaguillos y comenzó a vincularse casi a diario con ellos.
Durante las ceremonias religiosas, el cura siempre lo buscaba con la mirada y cuando lo veía también le guiñaba el ojo, tratando de darle preferencia, incluso ante los otros monaguillos, a los que sí tenía que retar no dudaba en hacerlo y alzando la voz.
El chico relató detalladamente los abusos.
Los regalos
Según el relato el cura, cada vez que viajaba a Colombia, les traía bóxer de regalo para todos los chicos. A él le daba tal ropa interior en su cuarto y le decía que tenía que probárselo delante de él.
Además, cuando el cura estaba en el país latinoamericano le enviaba mensajes desde otro celular y le pedía que se sacara fotos en ropa interior y se las enviara. El joven acotó que el sacerdote tiene como cuatro celulares con chips de empresas argentinas, más uno de Colombia. Que siempre andaba con maletín con dinero y tenía mucha plata. A él nunca le regaló celular pero sí a otros monaguillos, que siempre se divertían en su habitación con sus tablets, televisión, computadora y Play Station. Que todo era para distraerlos y que los jueves, luego de la misa de sanación, desplegaba el dinero recolectado sobre una mesa y con una contadora amiga contaban la plata. Recordó que en su habitación tenía una gran computadora y al lado una pantalla para ver las cámaras de seguridad instaladas en la parroquia y su casa.
El último encuentro con el cura fue hace no más de tres meses, cuando casi estaba por cumplir la mayoría de edad y pese a saber que el muchacho estaba de novio con una chica del pueblo. El cura nunca cortó la relación con el joven quien ahora sigue recibiendo mensajes por WhatsApp del cura. "Y antes de ser detenido, me incitaba a visitarlo a la medianoche. Siempre hay mensajes de amor y Dios. Siempre me dice que soy especial", finalizó.
Fuente: Análisis Digital