Juan Manuel Kunzi/ De la Redacción de UNO
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Cuando salió el programa nacional de la Televisión Digital Abierta (TDA) fui a comprar el codificador a un local de Alameda de la Federación, una de las zonas más paquetas de Paraná. El vendedor me dijo que tenía el equipo, pero le faltaba la antena y que igual no me lo iba a vender porque estaba cansado de que los clientes volvieran con críticas al sistema, que funcionaba mal.
Es decir que seguía lejos del acceso al Fútbol Para Todos porque la imagen de los canales de aire no eran las ideales para mirar un partido de fútbol.
En Entre Ríos centralizaron las novedades sobre “Mi TV Digital” y dejé de interesarme en los avances de la política que implementaban desde la Nación con sus voceros locales.
La pelea entre el gobierno de Cristina Kirchner y el grupo Clarín había llegado al fútbol. Tanto que la exmandataria afirmó: “Nos secuestraron los goles como antes hacían con las personas”. Todos sabemos que se equivocó feo con esa declaración.
Por los medios oficiales se replicaba la idea de que antes solo podía mirar fútbol el que pagaba, y si no en “el peor de los casos”, conseguir una mesa en algún bar.
En Paraná, hoy sigue siendo así. Los partidos en buena calidad los disfrutan los que pagan un sistema de cable. Siempre fue así. Vamos a ser sinceros, a nadie le gusta sufrir frente a una pantalla con la imagen lluviosa o entrecortada.
Les aseguro que también intenté conectarme a www.futbolparatodos.com.ar y la transmisión no era buena, por mil motivos, era imposible seguir un partido en esas condiciones, sobre todo cuando hay una pasión inexplicable de por medio.
Por aquellos días, y salvando las distancias, pensaba que sucedía lo mismo con la salud o la educación pública. Los políticos y sus hijos se atienden o educan en lo privado. Se me hacía difícil imaginarlos moviendo la antena para despejar la lluvia de las pantallas. Es más, como seguro ya tenían carísimos televisores inteligentes podían hasta conectarse mejor a Internet. Después caía en la cuenta de que, en realidad, si tenían muchas ganas, iban a la cancha y usaban sus influencias. Algunos hasta se adueñaron de equipos para estar dentro del Fútbol Para Todos.
Hoy vuelven las discusiones que comienzan con que los clubes necesitan más plata de la televisión, que la AFA, que la guerra por los derechos para las transmisiones. Todo pareciera enmarcado en un tema de Estado con una alta injerencia del Presidente de la Nación a través del presidente de Boca, que también opera a nivel judicial. Increíble que un tipo que se exprese tan mal como Daniel Angelici, tenga tanto poder. Ese es otro tema.
Lo que me interesa plantear es que algún día el fútbol en Argentina tiene que correrse del centro de la escena. ¿A quién le agrada un deporte contaminado por las barras bravas que están ligadas con la venta de drogas y manejadas por el poder político de turno? Es mentira que el Fútbol Para Todos es un derecho. Horas y horas desperdiciadas frente a las pantallas evitando la realidad que, más allá del televisor, siempre fue cruda para millones de argentinos.
¿Quién te dice que con menos partidos para ver, los hinchas del fútbol vuelvan a las plazas, a los parques, a los clubes del barrio?
Si la verdad, mucho más lindo que mirar, es jugarlo. Que no nos mientan, porque mientras tanto, nos van quitando los derechos reales.
¿Es importante el Fútbol Para Todos?
16 de abril 2016 · 09:49hs