El gabinete es el primer mensaje de Bordet como gobernador
Funcionarios. Tras 12 años poder, el justicialismo no tiene margen para errores en el armado del equipo de gobierno. El nuevo contexto político y económico demanda más capacidad y compromiso
30 de noviembre 2015 · 06:15hs
Opinión
Carlos Matteoda / De la Redacción de UNO
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El gobernador electo Gustavo Bordet podría adelantarle hoy a los intendentes justicialistas que fueron elegidos el 25 de octubre el nombre de algunos de los colaboradores que integrarán su gabinete.
La reunión será en Concordia, en el salón del autódromo, el mismo donde inició formalmente su campaña para gobernador, el 28 de noviembre del año pasado.
La composición del gabinete no ha merecido demasiado tratamiento en los medios, tal vez por tratarse de un gabinete de continuidad; ya que Bordet propuso “continuar y mejorar” lo hecho por Sergio Urribarri. Así, los medios que se han dedicado el tema, han reflejado fundamentalmente una serie de nombres en pugna por ocupar los principales sitios del próximo gobierno, es decir, aquellos puestos que impliquen la toma de las decisiones políticas más importantes o el manejo de los presupuestos más abultados.
Esta es la mirada con la que tradicionalmente se aborda la cuestión; si se quiere, liberada del tamiz ideológico con el que se analizan por estas horas las designaciones de Mauricio Macri, tal vez por esto de la continuidad que se da en la provincia.
Sin embargo, en ningún lugar está escrito que por tratarse de la lógica de la política -como suele decirse- el nuevo gobernador esté obligado a echar mano a un menú determinado de opciones, o que deba ceder a las presiones que soporta, más o menos disimuladamente, desde hace 36 días.
Tal vez esos 36 días de silencio respecto de sus colaboradores tengan que ver con la idea de tomar algunas decisiones que no responden a esa lógica de la política, y tal vez tengan en cuenta también la mirada sobre el tema de uno, 50 o 300.000 entrerrionos que consideran que la gestión comienza con el armado del equipo, y que las decisiones que se tomen al respecto constituyen un mensaje sobre cómo viene el próximo gobierno.
El cambio de signo del gobierno nacional y los augurios que en materia económica se escuchan de hombres del equipo de Macri dan cuenta que se vienen tiempos de vacas flacas, sin abundancia de recursos y durante los cuales será un capital más importante saber generarlos que saber gastarlos, lo que hasta ahora parece ser el fuerte de muchos que quieren llegar o quedar en el equipo de Bordet.
Hay funcionarios que entienden que tienen ganada la continuidad por el solo hecho de haber estado allí cuatro u ocho años. Sería preciso analizar, para esos casos, cuál ha sido el nivel de austeridad demostrada, de creatividad en la generación de políticas, y también su aporte a las arcas del Estado provincial. Y eso, sin entrar a considerar otras cuestiones más que las elementales para evaluar una gestión. Sin merituar, por ejemplo, los casos de quienes se han enriquecido mientras desempeñaban cargos públicos, situaciones en las que se podría pensar que al menos esas personas no se dedicaron full time a la función publica, sino que pudieron además llevar adelante con “éxito” actividades privadas.
Con las arcas llenas, con viento de cola, con contactos nacionales, o con todo eso junto; hay muchos que son gestores exitosos; pero si las condiciones cambian, es obvio que no todos están a la altura de las circunstancias. No todos están capacitados para gestionar en un escenario adverso. Si las cosas funcionaran sin tanta lógica de la política, la aspiración de continuidad en el cargo debería ser una chance solo para aquellos que llevaron adelante objetivos y planes que dieron como resultado el crecimiento de la Provincia en algún aspecto, que significaron una mejor calidad de vida para los entrerrianos, que significaron mayores ingresos para el Estado, que mitigaron un problema o produjeron algún beneficio.
Hablando mal y pronto, hoy se necesitan funcionarios con más capacidad de trabajo y menos verso. Se requiere de entrega y compromiso, y no es ingenuo el planteo porque eso existe. Existe en el gobierno de Urribarri como también existió en gobiernos anteriores. El desafío de Bordet es saber detectar a esas personas. Existen ministerios o secretarías que tuvieron algunos logros porque los funcionarios de tercera o cuarta línea compensaron con su trabajo la indolencia del funcionario principal.
Hubo también personas que no honraron sus cargos, algunos que estuvieron allí por amiguismo o influencias, y otros que pese a llegar por mérito no estuvieron a la altura de lo esperado.
El lector podrá decir que lo aquí mencionado son generalidades, y tal vez tenga razón. Pero cómo se explica, por ejemplo, que algún organismo que debía reunirse una vez por mes para diseñar o evaluar determinadas políticas, lleve dos o tres años sin reunirse... por citar un ejemplo.
Y que, encima, el responsable entienda que tiene el derecho de seguir allí, simplemente porque estaba desde antes que Bordet arrancara la campaña electoral.
No escapa a la percepción de un experimentado de la gestión pública como Bordet -que ha sido concejal, ministro e intendente de la segunda ciudad de la provincia- que estar al frente de un ministerio pone a una persona en situación privilegiada a la hora de desarrollar políticas, y que en algunos casos eso no se produjo.
Obvio que también en esas estructuras de gobierno hubo funcionarios que honraron su trabajo, algunos de los cuales pueden quedar “deslucidos” por la performance del funcionario principal; y la habilidad de Bordet estará también en detectar esos casos y garantizar la continuidad de las políticas positivas.
La llamada lógica de la política puede resultar engañosa. No se trata solamente de un conjunto de supuestos códigos que se aplican a la repartija de cargos, sin que nadie fuera del mundillo de la política se interese demasiado por lo ocurrido.
El peronismo gobierna en Entre Ríos desde 2003 por lo que no resulta aceptable que la composición del gabinete sea un mecanismo de “ensayo y error” (como hace Macri, según Elisa Carrió). No puede decirse que el oficialismo no tiene perfectamente tabuladas la capacidad, el rendimiento y el compromiso de quienes sean designados para ocupar cargos de importancia. No se trata de novatos ni de desconocidos
Resulta hasta ofensivo a los logros de esos tres períodos, o al esfuerzo hecho por funcionarios probos, y a los ciudadanos por supuesto; que el argumento para aspirar a un cargo sea, por ejemplo, haber sido legislador durante cuatro, ocho o los 12 años y ahora no haber conseguido la reelección. Que el argumento de un pretendido funcionario sea que no quiere volver a la actividad privada. Y de eso hay en Entre Ríos.
También hay quienes, a la luz de los resultados, saben tanto de gestionar como de trabar gestiones; y después de 12 años de gobierno, lo que no debería haber es margen para sorpresas
Tal vez Bordet anuncie hoy algunos de sus colaboradores, o tal vez decida esperar unos días más. En realidad, no es el momento lo importante, sino la evaluación de las capacidades de quienes resulten designados. El nuevo escenario político y económico demanda un perfil de funcionario con más compromiso, con más capacidad y menos vanidad.
El primer mensaje del nuevo gobernador a los entrerrianos será la integración de su gabinete.
* El Equipo. “Estamos trabajando en la conformación de un equipo de gobierno que nos permita llevar adelante cada una de las propuestas que hicimos (...) Nada se puede resolver programáticamente si no hay hombres y mujeres para llevar adelante la gestión. Con ellos trazaremos objetivos y avanzaremos. Venimos de ser parte de una gestión, lo que nos da cotidianeidad y evaluación permanente de lo que ocurre en el ámbito provincial”, publicó ayer Bordet en Facebook, junto con esta fotografía.