Así como para muchos, para mí no, resultó llamativo el triunfo de Patronato sobre River por la sexta fecha el Torneo de Primera A, más sorpresivas resultaron las declaraciones luego del partido de Andrés D'Alessandro intentando instalar una polémica sin sustento por el segundo tanto del Rojinegro. Todo el ambiente del fútbol fue consultado sobre la jugada en cuestión.
El Cabezón, otro falso moralista
Por Edgardo Comar
22 de octubre 2016 · 09:42hs
Después de escuchar a actores propios del encuentro y ajenos al mismo me quedé con la reflexión de Pedro Troglio: "El fútbol está lleno de falsos moralistas", expresó el DT de Tigre. D'Alessandro es parte de ese grupo, el estratega del conjunto de Marcelo Gallardo, tal vez caliente por el resultado adverso, habló de "falta de códigos" de quienes fueron sus ocasionales rivales y de "falta de fair play". Después de ver en acción al Cabezón y escucharlo, llego a la conclusión (seguramente casi generalizada) de que es un gran jugador y también de que tiene una memoria muy frágil.
D'Alessandro reclama códigos cuando en la jornada anterior, con la complicidad de todo el Monumental y la mediocridad arbitral, fingió un golpe de Blas Cáceres provocando la expulsión del volante paraguayo de Vélez cuando no se habían cumplido 10 minutos del cotejo.
Pero no es el talentoso volante el único de los muchos componentes de ese segmento. Nombrar a todos llevaría demasiado tiempo. Si nos remitimos a tiempos pasados, en el año 1976 en la final del Torneo Nacional entre Boca y River, en cancha de Racing, Rubén Suñé sacó provecho de un tiro libre con el Pato Fillol acomodando la barrera para darle el triunfo y campeonato al Xeneize. Ese equipo, que tenía como conductor fuera de la cancha al Toto Lorenzo, usaba argumentos futbolísticos y mañas para quedarse con los partidos.
En la esfera internacional se me viene a la cabeza el primer gol de Maradona a los ingleses, que todo el pueblo futbolero argentino aún celebra, sabiendo de los vicios de nulidad. El bidón de Bilardo contra los brasileños del que Branco fue víctima. Los alfileres de los jugadores del Estudiantes de La Plata que llegó a ser Campeón del Mundo. Dejando de lado casos puntuales, me pregunto: ¿Qué arquero no demora un saque de arco o marcador de punta demora un lateral cuando su equipo va ganando? ¿Qué entrenador no le ordena a los chicos alcanzapelotas esconder los balones para favorecer los intereses de su equipo ganancioso y en perjuicio del ocasional adversario?
Tal vez al fútbol con todos sus intérpretes y a otros estamentos más importantes de la sociedad les esté faltando un baño de sinceramiento. De darse, entraría en discusión la existencia de los mentados "códigos" y estarían en expansión los falsos moralistas.