José Amado / De la Redacción de UNO
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Facundo Bressan se acercó al micrófono y con tranquilidad le dijo al Tribunal: “Soy inocente, yo no maté a Priscila, que se haga justicia”. Así culminó la última jornada del juicio por el asesinato de Priscila Hartman, luego de seis horas de alegatos de los fiscales, el querellante y los defensores. No hubo novedades en los pedidos de prisión perpetua y de absolución, aunque sí fuertes cruces entre las partes. En el trasfondo de la discusión, más allá del caso, estuvo el accionar de la Fiscalía con el caso más complejo desde la vigencia del nuevo Código Procesal Penal de la Provincia.
Los fiscales Juan Malvasio y Álvaro Piérola afirmaron que se pudo acreditar con certeza que Facundo Bressan mató a Priscila para robarle el celular y la moto, aunque descartaron la acusación inicial de abuso sexual.
El querellante Marcos Rodríguez Allende adhirió al planteo de los fiscales y dijo que con los indicios se puede “reconstruir una respuesta única en la aproximación a la verdad forense”. Cuestionó en su alegato la “teoría absurda” de la defensa respecto de que Priscila haya sido asesinada en otro lado y los autores hayan plantado las pruebas y dejado el cuerpo en lugares que incriminan a Bressan.
Los defensores Miguel Cullen y Guillermo Vartorelli dijeron que con el transcurso del juicio confirmaron su convicción de que no se pudo quebrar el estado de inocencia de Bressan. Atacaron la investigación de los fiscales por seguir solo la línea que incriminaba al acusado para transmitir tranquilidad y paz a la sociedad, sin adoptar medidas que despejen las dudas sobre otras pistas que surgieron. “No es tarea de la defensa investigar”, afirmaron.
El miércoles 2 de setiembre el Tribunal de Juicios y Apelaciones integrado por los jueces José María Chemez -presidente-, Elvio Garzón y Miguel Ángel Giorgio, adelantará la sentencia condenatoria o absolutoria.
A menos de un año del crimen de Priscila, habrá una decisión de la Justicia que pondrá un punto, aunque no final, ya que luego estará la etapa de los eventuales recursos de Casación.
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Fiscales: “Merece la prisión perpetua”
Los fiscales marcaron las mentiras del imputado: a familiares de Priscila primero, y después a los investigadores que la buscaban de una manera desesperada. Al tío de la joven le dijo que no la veía hacía tres meses, pese a que después reconoció que estuvieron juntos la noche anterior. Dijo que el casco y el celular que estaban en su casa se los había comprado a dos jóvenes, “otra patraña de Bressan”, afirmó Malvasio. Que desconocía que el celular que compró en la madrugada era de Priscila, y se constató que lo había reseteado a la 1.13 del 24 de octubre. “Bressan pretendió ocultar las conversaciones con Priscila donde le pedía que no dijera nada a nadie del encuentro. Nunca se imaginó que se podían recuperar esos mensajes”, dijo el fiscal.
El encuentro fue en el domicilio de Yrigoyen sin número de San Benito, propiedad de la familia Bressan: ahí estaba el par del guante que tenía el cadáver en la boca y el par del arito que fue hallado al lado del cuerpo. En el terreno lindante estaban los anteojos, las llaves y la campera de Priscila, secuestrados en allanamientos legales.
Se refirieron a la supuesta fiesta narco: “Me llamó la atención la liviandad con que se pretendió ensuciar el buen nombre y honor de Priscila Hartman. Fue un cumpleaños al que no fueron más de 60 personas, y las amigas de Priscila dijeron que ella no fue”, dijo Malvasio, quien sostuvo que la vincularon con una fiesta narco por “comentarios de barrio”. En este mismo sentido se refirió al “disparatado testimonio de Lucas Carrasco: una cuota de humor de mal gusto a este debate”.
“Luego de mantener relaciones sexuales, comienza a matar a Priscila, con un sufrimiento innecesario”, relató el acusador, y detalló las lesiones según el informe de la autopsia.
Respecto del lugar donde hallaron el cuerpo, dijeron que se trata del campo arrendado por el padre de Bressan, donde el joven trabajaba y que conocía muy bien.
Luego se refirieron a que Bressan se apoderó de la moto, el casco y el celular, y los pretendió vender a sus amigos, quienes lo confirmaron en sus testimonios. Revelaron las conversaciones con un tal Fadil, quien era el intermediario en el ofrecimiento para la venta de una moto X3M roja, tal como era la de la víctima. Priscila iba a ir en esa moto, pero estaba pinchada y fue en la de su padre, una Honda Bros. “Esto descolocó a Bressan, quien le dijo a sus amigos que le cambian la moto, que los que se la ofrecían estaban apurados porque ‘la moto está calentita’”, explicó el fiscal.
También hizo lo propio con el celular: un conocido de Bressan, buscaba un celular para su esposa, y el joven por mensaje le ofreció un Samsung Galaxy S3. Le preguntó si ya lo tenía y le dijo que no, a la noche, coincidentemente con el momento en que se iba a encontrar con Priscila. “La vinculación final entre el homicidio y el robo se ha acreditado”, afirmó.
Piérola aseguró que se trata de un mismo hecho con distintos tramos, que comienza la tarde del 23 de octubre, cuando Bressan cita a Priscila a San Benito. Y en simultáneo ofrece los elementos de la joven, que sabía que tenía.
Respecto de los agravantes del delito, explicó: la alevosía, porque con un fuerte golpe nasal suprimió las capacidades defensivas de la víctima, intentó ahorcarla, le dio un puntazo con un elemento en el cuello y finalmente le ocasionó la muerte con la inclusión de un guante en la boca para asfixiarla. “Aprovechó su superioridad física sin que Priscila pudiera defenderse, mató sobre seguro”, dijo Piérola. Por estas mismas lesiones, fundamentó el ensañamiento para causar sufrimiento.
Por su parte, el querellante dijo: “Los testigos propuestos por la defensa fueron realmente patéticos. Escuchar un testigo como Lucas Carrasco es faltarle el respeto a la memoria de Priscila. Me da vergüenza analizarlo. No hay nada de la fiesta narco, sino una fiesta de cumpleaños en el club Palermo. En la madrugada del 24 Priscila ya estaba muerta, es imposible que haya ido a alguna fiesta”, afirmó el abogado representante de la familia Hartman.
Luego leyó los mensajes donde Bressan ofrecía la moto X3M a un sujeto, y donde le decía a Priscila: “Tratá de que nadie se entere de lo nuestro y de que vas a venir”.
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La defensa sembró dudas sobre la investigación
“Lo único que se ha podido probar es la muerte de Priscila Hartman -afirmaron los defensores-. No se pudo probar la vinculación de ese homicidio alevoso, con ensañamiento, con Facundo Bressan, a no ser de aquel ofrecimiento del celular y la moto. Pero de esto a ser autor de un homicidio, hay un campo de distancia”.
Respecto de los mensajes de ofrecimiento del celular, dijo Cullen que “se ofertaba un Samsung Galaxy Core, pero el secuestrado es un Galaxy S3, son muy distintos”.
Sobre la venta de la moto, dijeron que ofertaba una X3M: igual a la de Priscila pero también a la de Bressan y a la de su hermana Camila. Y además a él le estaban ofertando una moto X3M e incluso se lo contó a Priscila por Facebook. “¿Van a seguir sosteniendo el homicidio críminis causa?”, preguntó el defensor.
En la inspección ocular, para la defensa “quedó claro que era absolutamente imposible que Bressan traslade el cuerpo hasta el lugar. No dijeron los fiscales cómo hizo porque se les cae la tesis acusatoria. El cuerpo fue movido convenientemente al campo donde Bressan trabajaba: el cuerpo tenía quemaduras de sol, y en el lugar donde fue hallado da sombra todo el día por la tupida vegetación. Se siguió un solo camino porque querían llevar paz social, hicieron una conferencia de prensa a los dos días diciendo que el caso estaba resuelto”, fustigó Cullen.
Además, detalló que “durante el día en que fue movido el cuerpo, Bressan estuvo en el sanatorio Rawson (por el nacimiento de su hija), y siempre con la misma ropa”.
En este sentido se refirieron a un punto del informe del médico forense que hizo la autopsia: el cadáver tenía, entre otras cosas, un tipo de mosca que databa de 24 horas antes del hallazgo del cuerpo. “En ese período Bressan ya estaba detenido. No pudo haber sido él quien volvió a manipular el cadáver. Esto es prueba científica, no es interpretación, no se puede manipular”, dijo.
Por otro lado, valoró que el perro rastreador de la Policía marcó en calle Ruperto Pérez en Villa Mabel, la presencia de Priscila. “Iba y venía sobre una vereda”, dijo la adiestradora del animal. Después se fueron a San Benito. ¿Qué costaba seguir profundizando esa línea?”, volvió a interrogar.
Sobre las sospechas que recayeron sobre el intendente de San Benito, Ángel Vázquez, se remitió a las imágenes de una cámara del hospital San Martín la mañana del 24 de octubre: “Ingresó en un estado bastante comprometido, en camilla, con las dos manos vendadas y moviendo la cabeza para ambos lados. Había elementos serios para investigar”, afirmó.
También comentó la declaración del médico Walter Aguirre, quien dijo que fue un psicópata con un alto grado de perversión el autor del crimen, y que las características de un psicópata no se corresponden con las de Facundo Bressan, según las entrevistas que mantuvo. Entonces, quien provocó las heridas mortales no pudo ser Bressan, concluyó Cullen.
Por eso, opinó: “Hay una sociedad que está ávida de identificar condena con justicia. El proceso penal no está hecho para llevar paz a la sociedad, sino para que el acusado de un delito tenga un juicio justo”.
Para probar el ensañamiento, manifestó el defensor, debe demostrarse el sadismo y la intención de hacer sufrir a la víctima.
También cuestionaron que el galpón o pequeña construcción donde la acusación dice que fue la escena del crimen, no es el lugar del hecho. “No quedaron rastros de sangre, pelos, muestras biológicas, etc. Las siete muestras levantadas en el colchón pertenecen a un hombre. No se encontraron rastros de ADN o sangre de Priscila. Solo un reactivo de luminol que podría haber manchas hemáticas pero eso se debe corroborar y no se hizo”, dijo.
Sobre este lugar, Cullen dijo que “el 25 de octubre el can de la Policía no encontró ningún rastro en el lugar, ¿cómo es posible que el perro al que se le mostró la zapatilla de Priscila no haya marcado las botas que fueron encontradas en el terreno lindero? La familia Bressan se fue de la casa esos días porque tenían miedo a un linchamiento, la casa quedó a resguardo de un policía, y oh casualidad que aparecen las prendas de la víctima justo al lado. Algún sujeto, el verdadero homicida de Priscila, cuando ya se apuntaba a Facundo Bressan, podría haber dejado ahí las pruebas”. Además, dijo sobre la prueba genética de ADN: “Hay una tercera persona en las prendas de Priscila”. Sobre los guantes que había en esa propiedad y el utilizado para asfixiar a la víctima, aseguró la defensa que solo son compatibles por el color, y son fabricados en serie, por lo que hay de los mismos en todos lados. Respecto de las mentiras de Bressan mencionadas por los fiscales, explicó Vartorelli que negó saber de Priscila porque no quería que se conociera su relación con ella porque estaba por nacer su hija.
También cuestionó el hallazgo del arito en la mencionada propiedad, porque fue en un procedimiento al que no se citó a la defensa para el contralor, y que en el allanamiento, pese a que estaba a cargo de un oficial de la División Homicidios, “aparece como por arte de magia el oficial Carlos Schmunk, quien levantó el colchón y apareció el arito”.
Por último, se refirió a la visita que habría recibido Bressan durante su alojamiento en Alcaidía por parte de Schmunk, sin presencia de un defensor, y a las denuncias del imputado de tormentos por la Policía: tenía marcas en el cuello producidas después de ser detenido, e irritación en los ojos compatible con el “submarino seco”.
Bressan, final abierto
Culminó el juicio al acusado por el asesinato de Priscila Hartman, ocurrido el 24 de octubre de 2014. Con sus argumentos, la Fiscalía y la querella pidieron la prisión perpetua, y la defensa reclamó la absolución
26 de agosto 2015 · 08:00hs