Podemos hacer el esfuerzo por confiar en las buenas intenciones de los gobernantes. Pero sus actos fallidos nos hacen dudar: cada vez más chicos tienen que "caer" en la escuela pública, dijo el presidente Mauricio Macri, y reafirmó su ministro de Educación Esteban Bullrich. No fue un error semántico, tampoco algo producto del cansancio o falta de atención; como decía Sigmund Freud, los actos fallidos reflejan el conflicto entre la intención consciente y lo reprimido, la revelación de un pensamiento oculto, con un significado y una intención específica, que sustituye a la conducta manifiesta.
Intenciones fallidas
26 de marzo 2017 · 11:11hs
En 2016 se subejecutó el presupuesto en Educación, desapareció el programa Conectar Igualdad, se cerraron el Plan de Finalización de Estudios Secundarios (Plan Fines), el Programa Nacional de Educación Sexual Integral (ESI), y tantos otros, en silencio, sin ser reemplazados tampoco por otra estrategia o batería de medidas. Hasta se dejó de comprar y distribuir libros en las escuelas: "Se ha leído poco en las escuelas", fue la polémica frase que justificó el recorte. El dato saliente de la paritaria actual es la evasión del Gobierno de convocar a la paritaria nacional. Ese instrumento no solo es un aporte al haber de los maestros, sino que tiende a uniformar, a tratar de equilibrar las amplias desigualdades salariales existentes entre las provincias. Esa decisión de desligar las responsabilidades de la educación en las provincias comenzó en los 90, cuando el Estado nacional transfirió las escuelas a cada jurisdicción provincial. Ese modelo desnacionalizado derivó en el actual mosaico de sistemas educativos (EGB, Polimodal, Primaria y Secundaria), lejos de aquellas concepciones tradicionalistas como las de Manuel Belgrano o Domingo Faustino Sarmiento, que hicieron de la educación pública el motor de progreso de todo un país, y de su calidad un emblema en el mundo.
¿Qué mostraron de nuevo las pruebas Aprender de lo que ya no se sabía de la enseñanza en el país? ¿Y qué se intenta demostrar ahora, en pleno conflicto docente, con estos resultados? ¿Son peores los docentes de Chaco, Misiones o Formosa, que del resto del país, o en esos lugares a los chicos se les hace difícil aprender y comprender porque tienen dolor en la panza, pasan hambre, sufren la pobreza, o no ven o no tienen siquiera la posibilidad de alcanzar oportunidades en la vida? Lo contradictorio del contexto actual es que la Nación se retira de sus obligaciones y responsabilidades –el artículo 14 de la Constitución nacional establece que el gobierno nacional es el responsable de garantizar el derecho de aprender en todo el país–, y por el otro, exige y presiona a las provincias, y lanza un supuesto Plan Maestro 2021, que resulta ser un mero detalle de expresiones políticamente correctas, sin sostén ni fundamentos: ¿Con qué presupuesto se garantizará la universalización de las salas de 3 y 4 años, o las jornadas extendidas en las escuelas? De eso no se habla.
Lo grotesco y bizarro de nuestro contexto es que cientos de miles de personas movilizadas no puedan hacer "recalcular" –palabra de moda para funcionarios acostumbrados a gestionar con el modelo de 'prueba y error'– a un gobierno, que queda confundido en su laberinto ante la crítica de la inimputable Mirtha Legrand, ahora acusada como K, por decirle a Macri que "no ve la realidad". La realidad no es otra cosa que la capacidad que tienen de engañarse nuestros sentidos, reflexionó alguna vez Albert Einstein. Es decir, todo depende de cómo la percibamos, y no de cómo efectivamente es. Y en esa disputa por la construcción de sentidos, la política busca de cualquier forma ganar su batalla en la opinión pública para llevar adelante sus verdaderos y muchas veces ocultos fines.